sábado, 3 de febrero de 2018

UN PRESIDENTE INÚTIL

"La memoria colectiva de un país suele estar enriquecida con argumentos de politólogos, de historiadores, que le dan cierta coherencia. Otra cosa es la memoria individual, personal, subjetiva, que no merece la atención de los estudiosos y opinadores, porque carece de elementos representativos del conjunto de la población y de las instituciones.

Por eso, precisamente, me decanto, hoy, después de dar un vistazo a la prensa, por una interpretación personal, subjetiva pero exenta de tópicos asumidos como verdades históricas, para describir mi opinión personal, no sobre la llamada memoria histórica,sino sobre mi memoria personal del papel que han supuesto en la evolución política española, desde la llamada transición, algunos de los personjes públicos que han ejercido la presidencia de distintos gobiernos en España, con ñ.

En primer lugar, una vez que ha transcurrido el tiempo suficiente para valorarlo así, me admira la capacidad negociadora que tuvo Suárez para alcanzar el café para todos, que tanto se critica ahora desde las autonomías mal financiadas, pero que en su tiempo fué una jugada maestra para ivernar, durante cuarenta años, el conflicto latente vasco catalán.

Otro presidente que consiguió distinguirse fué Aznar, cuando se unió a la guerra de Irak, aunque su ministro Aceves desluciera su presidencia hasta el punto de hacerle perder las elecciones, con sus flagrantes mentiras sobre los atentados de Atocha.

La presidencia de Aznar dejó dos huellas imborrables en la historia de este país, nunca antes un presidente de gobierno español se había codeado con tanta informalidad con el presidente de USA, hasta el punto de poner los pies en la mesa y ensayar un español mexicanizado tan cómico como el que nos obsequió cuando estuvo en lo más alto de la pomada.

Luego estuvo el hecho de que quien ahora es un delincuente económico, Rato, protagonizara una expansión de la actividad económica como la que nos contaron, y al parecer fué bastante real.

Otro Presidente que marcó una época en este país, fué Zapatero, conocido por su 'buenismo', tanto como por su incapacidad para reconocer la realidad de lo que se nos venía encima en forma de una depresión económico financiera sin precedentes desde la de 1929, y ante la que su ministro de economía, a quien, al parecer, no le faltaban conocimientos teóricos, mostró una incapacidad política como pocos de sus antecesores.

Otro aspecto del gobierno de Zapatero a destacar, fué la paridad entre hombres y mujeres en su gobierno, algo que en este momento de reivindicación de los derechos de la mujer tal vez se habría valorado más.

El presidente más longevo en el ejercicio del poder, en un sistema de turnos como el de otros siglos, gracias a unas leyes electorales, aun vigentes, ahora puestas en cuestión, que aseguraban unas mayorías por turnos, a veces apuntaladas por el astuto Jordi Pujol, o por los nacionalistas del PNV, que daban una estabilidad estratégicamente pensada para excluir del poder a los partidos minoritarios o emergentes, fué Felipe, el pragmático, quien consiguió con su larga ejecutoria, sobre todo, vaciar de contenido el socialismo, en favor del pragmatismo, y nos legó un país incorporado a Europa, sí, pero con las mayores desigualdades sociales de ese conjunto, y con la mayor destrucción de industrias y privatización de lo público, en nombre del socialismo. Todo muy andaluz, sí.

Bien, pues después de este breve repaso a los méritos y deméritos de los más representativos políticos que han presidido los gobiernos de este país en las últimas décadas, me queda la semblanza del que podría ser el más longevo de todos. El Sr. Rajoy. No solo el más longevo, también el más inútil.

Que utilidad tiene para un gran número de españoles de nacionalidad aunque no de vocación, que este inútil se dedique a no hacer nada, a repetir, una y otra vez, las bondades de una sola magnitud macroeconómica abstracta, el supuesto crecimiento del PIB, y cuando alguien le plantea una cuestión de las desigualdades que esa macromagnitud oculta, sea la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, o el hecho de que una cuarta parte de la población se encuentre en el umbral de la pobreza, piense que esas cosas no son de su competencia, ahora, como si la población del país viviera de ficciones estadísticas, sin sufrir la ausencia de políticas de redistribución de los resultados que se van viendo a nivel, sobre todo, empresarial, pasado lo peor de la depresión económica.

A Rajoy, ahora, no lo quieren ni en su propio partido, pero este señor, con su insistencia en seguir en el poder, es prescindible para todos, por su inmovilismo, por su incapacidad para cambiar nada, por ser, en esencia, un inútil, que cuando mejor estuvo es cuando habitó el triclinio desde su condición de ministro."

Tenemos pues, ahora mismo, desde mi opinión subjetiva, un inútil presidiendo el gobierno, reelegido cada vez con campañas financiadas con dinero sucio, que no piensa marcharse.

Francamente, yo preferiría que Puigdemont no se hubiera postulado para presidente de Catalunya, me gustaría que se hubiera reservado para presidente de la nación. Cuánto mejor, un presidente surrealista, que un inútil en la presidencia del gobierno, al menos para quienes necesitamos nuevos temas cada día para alimentar el blog.

En fin. Un Presidente Inútil

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3 02 18.

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