lunes, 6 de agosto de 2007

SEDUCTORES

Mi viejo Espasa define la acción de seducir del siguiente modo. Engañar con arte y maña; persuadir suavemente al mal. Cautivar el ánimo. Es decir que para que se de el supuesto de la seducción, hacen falta dos actores. Uno engaña. El otro se deja engañar. Uno persuade. Otro es persuadido. El seductor cautiva, el seducido deja cautivar su ánimo. En otras palabras, de un lado tenemos la mala intención y del otro, la inocencia. De donde se sigue que, en ausencia de inocencia en una de las partes, no hay seducción.

Calificar de seducción a la mayoría de las actividades relacionadas con la intención compartida de llegar a un consenso venéreo es impreciso, inexacto. Esas negociaciones, chalaneos, pre acuerdos y entendimientos, contienen algunos de los elementos tácticos del proceso de seducción, pero cuando se establecen entre personas adultas, con experiencia, les falta la condición esencial para responder a esa denominación, la inocencia de una de las partes.

El seductor, al menos el descrito en el paradigma transmitido por el teatro y la novela, es alguien que practica la ocultación y el engaño, busca la desigualdad y se aprovecha de su mayor nivel de experiencia, abandona cualquier escrúpulo para conseguir su objetivo, y cuando lo consigue, el resultado no es una relación equilibrada y compartida, sino que la persona que ha sido objeto del proceso de seducción, queda convertida en víctima de la maquinación seductora.

Los procesos de no-seducción, buscan el mismo objetivo que los paradigmas novelados o representados, pero suele ser un objetivo compartido y las relaciones que se establecen para su consecución son mas equilibradas, menos desiguales, mas atemperadas por la semejanza entre los niveles de experiencias personales de cada sujeto, que ya no son los de los personajes de las novelas del siglo diecinueve.

El proceso de oferta y demanda del amor está marcado, en tanto opera en una dimensión emocional, y por tanto irracional, por leyes distintas de las que operan en otros mercados, pero eso no quiere decir que carezca de leyes, de regularidades.

Algunas de esas regularidades son observables si nos fijamos en las distintas fases del proceso. Hay una fase de Aproximación. Otra de Interesamiento. A continuación, puede establecerse, o no, la Aceptación. Cuando existe aceptación, suele llevar al Consenso. Y si hay consenso, la probabilidad de alcanzar la Consumación, es muy elevada. Consumado el objetivo compartido, viene la Repetición. Finalmente el Desenlace, sujeto a tantas variables, que es difícil de prever.

Estamos hablando de emociones, no hay que perder esto de vista, pero las conductas humanas en estas primeras cinco fases de este proceso del mercado del amor, son asombrosamente semejantes a los comportamientos de comprador y vendedor en un mercado de contenido económico, por ejemplo el de la venta de libros a domicilio.

La fase de Repetición evoca igualmente un concepto económico usado con mucha frecuencia, La satisfacción del consumidor.

El estudio de la curva de satisfacción del consumidor indica claramente que a partir de ciertos niveles de oferta amorosa, su demanda decrece, pero eso no indica en modo alguno cual será el desenlace de la relación, pues ese acontecimiento está sujeto a un número tan grande de variables, que es imposible prever hacia donde nos conducirá.

Tratándose de personas, de emociones, de irracionalidad, no creo que se pueda establecer ningún criterio objetivo que permita predecir conducta alguna, ante las diferentes opciones implícitas en el desenlace, que es un camino abierto con múltiples derivaciones.

Lo único que estamos en condiciones de asegurar es que, cuando una relación se establece en términos equilibrados, en cuanto a motivaciones, experiencias y objetivos, en un marco de reciprocidad, ninguno de los que participan en el juego debe caer en el error de atribuirse el papel de seductor.

En ausencia de inocencia, no hay seducción. No hay seductor. No hay seducido. Por mucho que se utilicen, por ambas partes, tácticas de seducción.

Lohengrin. 6-08-07

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