jueves, 5 de febrero de 2009

BANCOFOBIA

He bajado al Maravillas en esta mañana gris y me he contenido para no fumar antes del desayuno. Mientras tomaba el excelente café con leche que sirve Tony, he leído una columna llena de seni de Carlos Carnicero, en la página 3 de Opinión del Levante de hoy, y me he apropiado del término que da título a la entrada de hoy.

Al hilo de las declaraciones contradictorias que están saliendo del gallinero en el que parece que se ha convertido el gobierno, Carnicero previene contra la Bancofobia y señala la urgencia de sacar del gobierno a Sebastián, para que deje de hacer el ridículo. En eso coincidimos.

Después hace unas reflexiones muy ponderadas, objetivas y clarificadoras, que, por su interés, voy a transcribir.

“Que hace falta crédito está claro, y que habría que objetivizar los parámetros del concepto de solvencia, a medio camino de la laxitud de ayer y del cerrojazo de hoy, también”

Que ese punto de vista se corresponde con la realidad objetiva, me lo confirmó ayer un compañero de la clase de periodismo a la que asisto los miércoles. Su vida laboral ha transcurrido, casi integramente, en una entidad de ahorro local y todavía mantiene contacto con sus compañeros. Según esta fuente, lo que está ocurriendo ahora mismo con el crédito bancario es que se ha vuelto a los parámetros de exigencia para concederlo vigentes en 2003.

Hasta esa fecha, mas o menos, las hipotecas se concedían por una parte del valor del bien, digamos un 80% en la mayoría de los casos, y los plazos de recuperación de ese crédito concedido eran sustancialmente mas cortos que los que se practicaron después, cuando en una dura competencia por hacerse con mas cuota de mercado, comenzó a prestarse hasta el cien por cien del bien hipotecado, e incluso se cubría con el crédito los gastos notariales. El principio de prudencia, se relajó en beneficio de la rentabilidad. Hubo menos exigencias de avales y se comenzó a prestar con la sola condición de tener una nómina. Ahora hemos vuelto, de golpe, a las prácticas prudentes que se abandonaron hace cinco años

Algo semejante debió suceder con el crédito a las empresas. Ahora, he leído una noticia que afirma que cerca del veinte por ciento de las empresas que solicitan crédito no están en condiciones de asegurar su devolución, por falta de garantías. Si se vuelve a aplicar el principio de prudencia de hace cinco años, ese veinte por ciento de empresas no podrán acceder al crédito.

“La falta de circulación del dinero es una realidad objetiva. La falta de garantías de muchos de los que lo necesitan también”

Lo que Carnicero sugiere, creo yo, es que la vuelta al principio de prudencia se haga de una manera matizada, gradual, personalizada, porque de lo contrario, ese giro radical puede hundir las expectativas de recuperación, con la consiguiente aceleración de las quiebras de las empresas y del desempleo. Que se busque un punto intermedio entre la alegría de los últimos años, y la rigidez impuesta por la aplicación mecánica del principio de prudencia, sin considerar de una manera mas fina las circunstancias de cada caso. El cerrojazo, sin mas, puede tener unas consecuencias gravísimas, dada la situación que atraviesa el país.

“Es al gobierno a quien corresponde poner en marcha medidas para que ese desencuentro tenga una solución. Y no parece el mejor camino la bronca; incluso puede nacionalizar la banca, pero nunca amenazar a los banqueros. Eso está en los manuales (...)”

El artículo de Carnicero me ha interesado, porque yo mismo me reconozco como bancófobo.Hay mas de seis páginas en el Blog que, de un modo u otro, reflejan mi bancofobia. El Recibo de la luz, Nacionalizar la banca?, La Actualidad del día (en diferentes versiones), Banqueros, Botín y Bicefalia. En todas ellas se percibe que la bancofilia no es mi fuerte. Nunca se me ocurrió, en mi dilatada vida profesional, trabajar para un banco, menos aún detrás de una ventanilla. Dirigirlo ?
Tal vez. Dirigir un banco no es tan difícil como parece. Basta con seguir al pie de la letra la celebre máxima de la película de Orson Wells, “Ciudadano Kane”, “Es fácil hacer dinero, si solo te dedicas a hacer dinero”.

Esta sencilla frase indica que el banquero, cuando prescinde de todo lo demás y se comporta como un depredador profesional dispuesto a morder la mayor porción de los mercados financieros que pueda digerir, --lo que implica la ausencia de escrúpulos y frenos que limitan a la mayoría de los demás mortales-- se suele convertir en un señor como Botín, quien, cuando sonríe, contrae los músculos de su cara algo mas que las personas corrientes, y muestra los colmillos que ha desarrollado con el uso de su actividad depredadora.

Si lo queremos ver por el lado del humor absurdo, que es un enfoque mas amable, piensen en lo que significa darle su dinero a un tipo que no conocen de nada, quien, (en circunstancias normales, no las de ahora) se lo prestará a otro tipo que tampoco conocen, a cambio de la promesa de que cuando vayan a ventanilla se lo devolverán. ¿Cómo, si el dinero ya no está en la caja?

El origen de los bancos fueron los prestamistas venecianos. Aquellos señores les daban cartas de crédito a quienes habían depositado su dinero en sus mesas de cambio, y de ese modo el titular de la carta podía viajar a otra ciudad sin miedo a que quien le asaltara (entonces si que había inseguridad ciudadana) le robara su dinero, y, una vez llegado a su destino, recuperaba la pela en el corresponsal del veneciano, para hacer sus negocios.

Luego, los italianos, que son los reyes de la trampa, inventaron la letra de cambio, que ya perdió su prestigio por el abuso que se hizo de ella. Ahora, las grandes corporaciones financieras, siguen recogiendo el dinero que, ingenuamente, depositamos en sus ventanillas, pero es ya casi imposible seguirle la pista, porque no sabes si algún listo de norteamérica se lo ha llevado a cambio del papel mojado de las hipotecas a insolventes, los bonos basura, y todo lo demás.

En mi opinión, a pesar de lo dicho, el enfoque de Carnicero es el mas pragmático, sensato y objetivo de todo lo que estamos escribiendo unos y otros sobre este asunto. Otra cosa es que, los banqueros y los políticos, se apunten a esa sensatez.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 5-02-09.

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