domingo, 15 de febrero de 2009

LA TARTA

Ayer disfruté de un día espléndido en Teruel, en compañía de mi mujer y unos amigos, asistiendo a la celebración de las fiestas que conmemoran las bodas de Isabel de Segura, un evento –como se dice ahora-- que en su corto recorrido de unos pocos años ha conseguido atraer a un gran número de visitantes y se ha consolidado como “la fiesta de invierno” de esa ciudad múdejar. Aunque nos dejamos el caftán y el fez en casa y fuimos disfrazados de nosotros mismos, participamos de la emoción, y de algunos empujones, del toro ensogado, y esta mañana mi mujer ha procedido a partir en trozos la tarta –una trenza mudéjar-- que compró ayer en Muñóz, para hacer llegar una parte a familiares y amigos. Naturalmente, nos hemos quedado el trozo mas grande de la tarta.

En cualquier manual de política se aprende que el primer objetivo de los políticos que no tocan poder es alcanzarlo, pues sin su ejercicio no pueden realizar las transformaciones sociales y políticas que su ideología propone. Una vez han alcanzado ese poder, el mismo manual indica que la primera prioridad del grupo que lo ostenta es conservarlo.

No se si los manuales lo dicen, o no, pero una observación de la realidad política indica que la posesión del poder y su continuidad en el tiempo es el mas importante elemento de cohesión interna de los partidos políticos, porque según una cita a la que ya he recurrido en el Blog, del mas cínico de los políticos contemporáneos, Andreotti, el poder desgasta, sobre todo, a quien no lo tiene.

La tarta de poder político en España, a diferencia de lo que ocurre en otros Estados menos descentralizados, tiene una apetitosa guinda central, pero está constituída, además, por diecisiete porciones de poder autonómico y ahora, la lucha alrededor de dos de ellas, Madrid y Heliópolis, alcanza niveles de tragedia clásica, como sugieren los extensos espacios que le dedican los medios escritos. Términos como traición, conspiración, difamación y otros propios de una representación de Ricardo III, se añaden a los de querella, recusación, imputados, que son la vertiente jurídica de ese apetito inmoderado por las porciones de tarta en peligro.

El País de hoy le dedica dos páginas de su sección “Comunidad Valenciana”, a esas noticias, bajo el epígarafe “los escándalos que afectan al P.P.” Y, honestamente, debo decir que parece mas una crónica social, que un relato de hechos con trascendencia jurídica. Me parece prematuro afirmar que “Camps está tocado”.Intuyo que las responsabilidades políticas, judiciales, incluso penales, pueden llegar a tocar, y afectar gravemente, al partido popular de aquí, pero tengo la sensación de que, por las informaciones que da El País hasta ahora, eso es solo una hipótesis.

Percibo en el tratamiento del asunto por ese periódico, una especie de centralismo informativo, porque parece que sus fuentes y sus recursos dedicados a este asunto se centran en el ámbito de la comunidad de Madrid, y cuando se refiere a la comunidad valenciana, sus crónicas se parecen mas a la chismografía de una revista del corazón que a una investigación extensa y documentada.

Sin embargo, los políticos peperos de aquí, parece que están reaccionando igual que los del gobierno madrileño. González Pons, de quien solo diré que tiene la cabeza gorda, que es un dato objetivo y veraz que pueden verificar sus medidas antropométricas, y que no se lo que tiene dentro, porque no se ve, amenaza con querellarse con todo el mundo. “Contra toda aquella persona, física o jurídica, profesional de la información o no, que publique o difunda o comunique hechos no veraces”.

Ahí es nada. Este cabezón, si cumple su amenaza, tendría que querellarse con todos. Principalmente con los de su propio partido. Porque si hay algún grupo social, partido, institución, portavocía o medio público de comunicación que ha hecho un uso mas extendido de la falta de veracidad en el tratamiento público de la realidad es el partido popular de Heliópolis, sus instituciones, sus portavoces y los medios de comunicación que controla con un estilo Goebbeliano, puestos al servicio exclusivo, como en un caso de manual, de su perpetuación en el poder.

El último ejemplo objetivo de que lo que digo es el silencio inicial —-que también es una falta de veracidad-- de Canal Nou sobre las imputaciones de Garzón en los escándalos aflorados, primero, en la comunidad madrileña, luego en los flecos que han aparecido contra personas de aquí, vinculadas con las de allí.

Hay muchos mas ejemplos. La opacidad del Consell en las relaciones documentales con empresas ahora imputadas, de las que se han negado a dar cuenta insistentemente en sede parlamentaria, tiene ejemplos concretos y variados.

La falta de veracidad ímplícita en la concepción propagandística de las comunicaciones del Consell a los ciudadanos afecta a campos muy sensibles, como la dependencia, o la sanidad, ámbitos donde sus mensajes siempre han ido dirigidos a los puntos fuertes, ocultando las debilidades de su gestión.

En estos diez años, seguro que no hay afirmación pública del gobierno de Heliópolis que reconozca que tenemos el mismo número de camas hospitalarias que hace quince años. Eso, a mi modo de ver, es una falta de veracidad intolerable, aunque mi desconocimiento del mundo jurídico me impide apreciar si podría ser objeto de una querella ciudadana contra el Consell. Lo mismo que la aplicación inicial de la ley de dependencia, y tantas otras cosas. Sin embargo, los ciudadanos no se querellan, votan, y la mayoría de ellos han revalidado la gestión del Consell en cada una de las elecciones que se han sucedido.

Está por ver el efecto de los escándalos que han salido a la luz, en el caladero de votos que mantiene el partido popular en Heliópolis desde hace mas de un decenio.
No conozco a su presidente mas que por la prensa. Tengo la sensación de que no es el tipo de persona que se lucra personalmente con su gestión pública, pero al igual que alguien dijo de Rajoy, que por donde pasa no se mancha, también parece el tipo de político que por donde pasa, no limpia.
Que no cortara en su momento las contrataciones con las empresas de Correa, ahora en el talego, parece un error político cuyas consecuencias aún es pronto para evaluar.

Mientras nuestros políticos, unos y otros, se congregan junto a la tarta del poder porque, al parecer, dos de sus mas sustanciosas porciones están en la mesa y su propiedad se cuestiona, unos quieren conservarlas para si, y otros tratan de arrebatárselas, al menos nueve millones de ciudadanos no tienen acceso a ese dulce relleno de cabello de ángel.

Están tan ocupados en la supervivencia, desde la frugalidad impuesta por la crisis, que ni en sueños aspiran a acceder al postre. Se conforman con un plato de caliente. Cada día, un número creciente de ellos hace cola en los centros asistenciales para obtener un plato de caliente. No leen los periódicos. No votan.

Esto, amigos, no es demagogia. Es una descripción de como funciona el poder. Está en los manuales.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 15-02-09.

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