sábado, 7 de febrero de 2009

ELIOT NESS

Aún esta fresca la tinta virtual de mi entrada del día 3, “Investigaciones, licencias, contratas y registros”, cuando Garzón –nuestro Eliot Ness-- ha embarcado con su brigada en un camión blindado, se ha dirigido a una mercantil que se parece a aquellas destilerías ilegales del Chicago de la ley seca,--Orange Market-- y sus chicos, provistos de hachas, han derribado la puerta blindada de esa sede y, en una operación relámpago, han vuelto a salir, indemnes, con el camión cargado de pruebas documentales y cinco detenidos.

Estamos hablando de una operación anticorrupción. Sobornos, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, adjudicaciones dudosas, contratos logrados por las sociedades investigadas, con manejos poco claros, de las administraciones del PP en Madrid y Valencia. O sea, hablamos de corrupción, pura y dura, no solo de la trama de novela negra sobre espionaje que se escenifica en el parlamento madrileño, que solo es una representación, con gestos y palabras, de cara a la galería.

En cuanto a los gestos, todos hemos podido ver el de Aguirre, la marquesa consorte, --mira como tiemblo-- con la mano extendida en una demostración de chulería infantil. En cuanto a las palabras, nada valen, ante el rodillo de la mayoría parlamentaria. Pero esto es otra cosa, aunque sea la misma cosa.

Se ha detenido a cinco personas. Una de ellas, socio de un personaje de Orange Market, firma presente en casi todos los eventos importantes a que tan aficionado es Camps, presidente de Heliópolis. Hablamos de Fitur, de Feria Valencia, de Vaersa, y de un tipo con un bigote que parece el de Hércules Poirot, que asesoró a Camps en dos campañas electorales.

Uno de esos detenidos, Francisco Correa, cuya foto aparece hoy en la primera de El País, organizaba actos para el partido popular, y la conversación que se le atribuye, entrecomillada al lado de la foto, da escalofríos por el cinismo, la frialdad, y la sensación que transmite de que es alguien que se siente protegido por la mayor impunidad. Hasta que ha llegado Eliot Ness, con su brigada especial, parece que este tipo hacía lo que le venía en gana, porque tenía padrinos.

Da la impresión de que Garzón, sin dejarse marear con la superficie etérea del cuento de espionaje ha metido el brazo hasta el fondo para encontrar el montón de presuntas pruebas materiales, licencias, contratos, adjudicaciones, decisiones prevaricadoras, que emitían tal perfume a putrefacción que parece increíble que los diputados populares entretenidos con su esgrima dialéctica en la asamblea de Madrid y en el Consell de Heliópolis, no lo hayan notado.

Si vemos el asunto desde un punto de vista político, da la sensación de que el partido popular se encuentra sometido ahora a la misma presión, --campaña, le llamaran algunos-- a la que los populares sometieron en su momento al gobierno de González, hasta conseguir doblegarlo en las urnas.

Uno se pregunta si todos estos informes, denuncias y actuaciones judiciales que están saliendo ahora a la luz pública, pudieron salir en otro momento y no lo hicieron. Si no será la proximidad de las elecciones autonómicas y europeas la que ha determinado el momento de hacer público algo que ya era conocido-- me refiero ahora al asunto del espionaje político en Madrid-- pero cuya publicación se ha reservado para hacerla coincidir con un momento políticamente conveniente.

A veces, lees los periódicos, y te queda la sensación de que todos, unos y otros, están jugando con la gente, para influir en su opinión, ponerla del lado que les interesa, como si fuéramos unas simples marionetas en el juego de intereses al que sirven, cuando conviene a sus propios intereses, los medios de comunicación.

¿Cómo distinguir una denuncia honesta de periodistas íntegros, de una campaña deliberada orientada a destruir al adversario? No parece fácil. Aunque hay un método infalible. Esperar. Al final, los hechos terminan por revelarse con una claridad que ahora, el fragor de la batalla mediática y parlamentaria, tiende a oscurecer en lugar de clarificar.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 7-02-09.

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