lunes, 16 de septiembre de 2013

CHINOS

Hoy he ido al mercado con Encarna y un par de amigos. Amigos de ir al mercado, porque, en lo demás, hoy me he convencido de que no tenemos nada en común. Después de compartir un rato en Valiente, dos cortados, mientras nuestras mujeres paseaban el mercadillo, a su regreso ellas se han unido para tomar un zumo de frutas y después de una somera vuelta por el mercado para comprar pan, lechugas y hamburguesas artesanales, hemos emprendido el regreso a casa entre las múltiples obras en trance de ser terminadas que pueblan el barrio.
(...)
Todo ha ido bien en esta mañana rutinaria de los lunes, hasta que mi colega de mercado ha sacado a pasear su fobia por los chinos, como también podía haber hecho gala de su fobia hacia los ciclistas, o hacia los latinos. 

Según mi colega, a los chinos les ofrecen ventajas fiscales cuando abren un negocio, por el hecho de ser chinos. Por mas que le he repetido una y otra vez, en esta y otras ocasiones, que las ventajas fiscales por abrir un negocio se las dan a quien lo abre, con independencia de su origen, no hay forma de que le entre en la mollera. 

¿A sí, desde cuando?, ha insistido hoy.

No se de donde saca su aversión por las minorías étnicas, o ciclistas, si ve el canal 13TV, si es antiguo cliente de Intereconomía, o su aversión a todo lo que huele a socialista, conexa a su racismo declarado, le viene del hecho de que su padre, que lo abandonó a una edad temprana en brazos de una familia ajena, tal vez fué socialista. 

Sean cuales sean las razones de su animadversión hacia las minorías, lo preocupante no es su origen, sino los resultados que esas actitudes han producido en la historia. Tal vez yo debiera haber sido mas paciente y dialogante en esa controversia y explicarle que fueron tipos como el los que votaron a Hitler en Alemania, quien hizo un uso muy populista de la figura del chivo expiatorio, aplicada a judios y gitanos, y ya sabemos la deriva que tomó todo aquello. 

En lugar de eso, de usar la vía del diálogo, lo he mandado a la mierda, lo que, de algún modo, me ha puesto a su mismo nivel.

En España, las actitudes de extrema derecha no están tanto en las formaciones minoritarias que las exhiben, sino en una parte sustancial de quienes votan al Partido Popular. Después de años de tomar café en el mercado con amigos de los lunes, que me consta que votan al PP, que tienen hijos enchufados en Empresas Públicas bajo control del gobierno de ese partido, llego a concluir que, efectivamente, las actitudes de extrema derecha no hay que buscarlas fuera de esa organización partidaria, porque están dentro. 

No es necesario el espectáculo que han dado las nuevas generaciones del PP, con su exhibición de símbolos fascistas, para concluir que el PP es un órgano neo fascista, y que no son solo las generaciones nuevas las contaminadas por el odio racial, sino tambien las viejas, que no son otras que las que disfrutaron de privilegios durante el franquismo y encontraron en la transición un modo de prolongarlos. 

No se si lamento, o no, haber mandado a la mierda a mi amigo de los lunes, en lugar de usar del diálogo para esclarecer el asunto de los chinos, pero, en todo caso, me he desahogado. 

Ya estaba harto de escuchar comentarios y argumentos filo fascistas, y contenerme para no estropear una relación personal, aunque limitada a los lunes. Si todo el mundo calla, si todo el mundo otorga, la extrema, y no tan extrema, derecha, es la que sale ganando. Si optas por defender tus valores, al menos opones barreras a ese insano proselitismo. 

Si lo haces dominado por la cólera, no es el mejor modo de hacerlo. Ahora tengo un dilema, no se trata de elegir entre valores y relaciones personales, sino de hacerlos compatibles. 

He de pensar en ello. 

En fin. Chinos. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16-09-13.

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