jueves, 12 de septiembre de 2013

EL PUERTO, LA ZAL, LA PUNTA

En esta ciudad a la que llamo Heliópolis, porque me sale del bolo, aunque me parece que ese nombre corresponde a un lugar cercano a El Cairo, hay dos diarios locales, 'Levante' y 'Provincias' que, juntos, representan el alma del pueblo que la habita y, separados, son dos porciones singulares de ese alma.

En sus ediciones mas recientes ambos se ocupan, de distinta manera, de un personaje que manda en el Puerto desde hace años. Se trata de Rafael Aznar, quien preside la Autoridad Portuaria de aquí.

Confieso que antes de comenzar este artículo, al que empecé a darle vueltas ayer, sin llegar a escribir nada, dediqué mas tiempo del que acostumbro a buscar en Wikipedia y en mi Espasa, mis dos fuentes habituales, pese a que mi hijo me recrimina que no use el diccionario de la RAE, el término 'aznarita', porque tenía la intuición de que podría corresponderse con alguna tribu bárbara, de origenes sefarditas o mozárabes, con el fin de situar el perfil público de Rafael Aznar en su marco de referencia histórico.

No encontré nada, así que me  conformo con la información de actualidad sobre el personaje. Si que dispongo, en cambio, de información directa de la institución que ahora preside Aznar, pues trabajé durante quince años con un exportador que presidió la misma institución antes que Rafael Aznar.

Aquel empresario exportador, cuya familia había gestionado también algún hotel y algún restaurante de su propiedad, no se si compartida, cuando se tomó la decisión de expropiar el barrio de la Punta, para instalar allí la ZAL, zona de almacenamiento logístico al servicio del puerto, compareció en entrevistas públicas explicando al vulgo que, así como un restaurante necesita de una buena cocina para dar servicio al público, un puerto necesita de una ZAL para dar servicio a sus clientes.

(...)
Ha pasado mas de un decenio de aquellas manifestaciones de quien fue  su  presidente, que a mi me parecieron sinceras y con la intención de potenciar las actividades portuarias, y el tiempo ha demostrado que aquella salvaje expulsión de los pobladores de la Punta no estaba justificada, y la actual administración del Puerto está sometida a un escrutinio constante de la prensa por los presuntos abusos de su presidente actual, Rafael Aznar, en el ejercicio de su cargo. 

'Levante', en su edición de ayer, titulaba, 'Rafael Aznar pagó ocho veces mas a una consultora por su plan estratégico que otros puertos'. 'La Autoridad Portuaria... paga 418.000 euros para publicar la memoria anual y un DVD sobre la actividad del recinto'. En la edición de hoy, insiste, 'El puerto gastó en tres años 966.000 E en mantener un yate que apenas recaudó mil'. 

Pero, ahora viene lo mejor, 'Provincias', el otro lado del alma política de Heliópolis, en su edición de hoy, solo puede contraponer a lo que parece un furibundo ataque, lo siguiente, 'Rafael Aznar devolverá los 77.000 E de sobresueldos cobrados..' 

O sea, que tenemos un presidente del puerto que no solo paga ocho veces mas que otros por los servicios contratados, que se permite el lujo en épocas de austeridad de mantener un yate en el garaje, como si fuera un taxi y, encima, cuando el periódico de la derecha local trata de defenderle solo argumenta que devolverá lo que ha cobrado de mas en su salario. 

Digamos algo mas,  para poder entender que ha pasado con la Zal y con La Punta, el barrio destruido para construirla. La Punta fue un arrabal muy desconocido para la mayoría pues, aunque tiene su propia iglesia, no todos transitaban por el. Mi mujer si lo hizo, cuando era quinceañera y emprendía largas caminatas desde el barrio de Monteolivete, donde vivía, hasta la playa de Pinedo, donde iba con sus amigas a bañarse. 

Situado en un enclave costero fronterizo entre Nazaret y Pinedo, fue un lugar en el que muchos de sus vecinos, después de abandonar su vivienda habitual, construyeron allí su segunda residencia. De camino hacia la Punta, se pasaba por un lugar, cercano a Nazaret, que fue la mayor concentración de prostíbulos de la ciudad, ahora desaparecidos, con lo que la oferta se ha desplazado a Velluters obligando a las autoridades municipales a editar un reglamento para el ejercicio urbano de esa actividad que antes, al estar, digamos, a extramuros, no lo necesitaba. 

Después de las expropiaciones realizadas por el puerto para anexionarse el suelo de la Punta para la ZAL, el barrio quedó medio deshabitado, a merced de los delincuentes, asaltantes de toda ralea, como sucedió con otras zonas expropiadas por la locura urbanística, como Fuente de En Corts, que quedaron a merced de la degradación y la destrucción. 

Nos hemos cargado La Punta, pero la ZAL que justificó su destrucción no aparece por ninguna parte, puesto que aquel proyecto no ha resultado como se esperaba. En cambio tenemos un tipo mas que dudoso presidiendo el puerto, que contrata ocho veces mas caro que otros puertos y mantiene un yate en el garaje, al que la prensa de derechas defiende como un tipo honrado porque, al parecer, va a devolver parte de lo que ha robado.

En fin. El Puerto, la ZAL, La Punta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 12-09-13.

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