domingo, 29 de septiembre de 2013

OTOÑO

"El aire huele a otoño en la angosta carretera llena de curvas que serpentea entre los bosques que pueblan la sierra. Al pasar junto al molino viejo, las hojas caducas de los árboles que crecen junto a la rambla comienzan a verse amarillear y la ruta es frecuentada por tractores y remolques que van llenos con los frutos de la vendimia.

Ya en la casa, extraigo con mucha dificultad el corcho de una botella de blanco semi dulce, un caldo que hace años que no pruebo, y agradezco la suavidad en el paladar de ese sabor infrecuente que vuelvo a descubrir porque no queda nada mas en el botellero.

Al mover la cuchara en el plato de garbanzos, la última avispa del verano sale viva de allí, como si terminara de darse un baño junto al Peine de los Vientos. En la radio, el director del festival de cine de Donosti expresa su preferencia por los días grises, lluviosos,otoñales, libres del bullicio poblacional propio del verano.

Aquí, en la sierra, no llueve, pero el viento del Oeste nos ha dado un bofetón frío en la cara al dejar el coche y ahora estamos en el interior de la casa, donde el termómetro marca veintidós grados, y esta noche, cuando baje la temperatura, encenderemos la chimenea en homenaje al primer día del otoño que vamos a dejar morir aquí.

(...)
El otoño,yo lo supe cuando trabajé en mi juventud llevando las cuentas de una empresa funeraria, es la estación del año en la que mas crecen las tasas de mortalidad. La gente se muere mas en noviembre, si. Por suerte, nada sabemos de en que noviembre nos va a tocar, lo que nos permite desplegar la saludable vitalidad que conviene disfrutar sin pensar demasiado en el futuro, porque, como dicen que dijo Lord Keynes, ¿o fue J.K.Galbraith?, a largo plazo todos estaremos muertos, y esa es una razón de peso para disfrutar de la vida, ahora que aún nos pertenece.

El Otoño, a pesar de su mala prensa, la tristeza melancólica que se le atribuye, el entorno depresivo con que lo adornan con demasiada frecuencia los poetas, solo responde a esos estereotipos con la caducidad de las hojas de ciertos árboles y con la reducción de las horas de luz. 

La falta de luz, tiene solución. Refuercen su alumbrado doméstico, dupliquen el número de sus lámparas encendidas y les aseguro que ese derroche lumínico --tarifas eléctricas aparte-- compensará con creces el efecto en su ánimo por la reducción de luz natural propia de esta estación.

Cada uno afronta el otoño como puede. Por lo que a mi concierne, cuando vuelva a casa bajaré a la farmacia a comprar una caja de ampollas de jalea real supervitaminada. A mi me funciona. Desde que tomé ese hábito, no recuerdo haber padecido ningún episodio de tristreza melancólica estacional. 

También ayuda acercarse a un bosque caducifolio y contemplar la belleza colorista de su arbolado y, de paso, llenar la cesta de níscalos.

El otoño ha entrado, y está muy bien, se puede incluir en el menú algún plato de caza y contemplar la leña encendida crepitar en la chimenea. Que ustedes lo disfruten. Yo, estoy en ello."

En fin. Otoño. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29-09-13.

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