¿QUE PUEDO HACER?

Cuando J.F.Kennedy formuló su famosa frase, nada retórica, 'No preguntes que puede hacer tu país por tí, sino que puedes hacer tu por tu país..' no solo apelaba al patriotismo, sino que estaba lanzando una nueva formulación de las relaciones derivadas del contrato social que en estos tiempos alcanza su máxima intensidad.

Antes incluso de que existiera el Estado y la condición de los derechos y las obligaciones ciudadanas, entre el señor feudal y el siervo había un pacto tácito. El señor ofrecía la protección amurallada al siervo, a salvo de saqueos y desmanes, y este, a cambio, pagaba un diezmo al amo que garantizaba su relativa seguridad de los ataques del exterior.

La función de protección del Estado ha cambiado ahora y se exige del ciudadano que acuda a salvarlo renunciando a buena parte de sus derechos, sin inhibirse de sus obligaciones. Al patrón hay que pagarle para que nos explote, pues no otra cosa que retribución al patrón es aceptar la reducción de los salarios, o la renuncia al empleo, para salvar el sistema.

Los trabajadores, en general, en lugar de echar al patrón y tomar ellos mismos las riendas de la empresa,lo que se conoce como economía social, en una actitud equivalente a las rebeliones de los comuneros o a la revolución francesa, que cambió sustancialmente las relaciones entre los hombres de la época, optan por la sumisión, lo que los convierte en siervos pre capitalistas, en un entorno sin murallas, abierto a la depredación y el despojo de aquellos que deberían protegerlo.
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La sumisión es sometimiento, acatamiento o subordinación (Wikipedia). El trabajo por cuenta ajena no es, en principio, un acto de sumisión, cuando se realiza en condiciones de reciprocidad, de modo que la retribución por la dedicación hace sentirse al trabajador razonablemente compensado por esa opción de vida, tan digna como cualquier otra, pero cuando quienes representan al Estado se dedican en una proporción abusiva no solo a la depredación y el despojo de los recursos comunes, sino a la malversación de los derechos sociales pre existentes, sin alterar las obligaciones del ciudadano para con el Estado, no echar a esos abusadores de sus cargos representativos en el Estado, ni a los patrones de las empresas mal gestionadas, es un acto, si, de sumisión.

Un sistema que no garantiza la protección y la seguridad de sus ciudadanos, a pesar de su contribución al mantenimiento de ese sistema, no merece ser salvado. 

¿Que puedo hacer?, se pregunta uno, ante esta situación. Una mirada a otras situaciones históricas, a otros personajes que, como Kennedy, intentaron guiar el desconcierto de sus pueblos nos lleva a Gandhi y a Mandela. 

No votar, no pagar impuestos, manifestarse pacíficamente contra el actual estado de cosas, son los tres ejes de la protesta que todos los movimientos de masas que han conseguido sus propósitos han seguido. Me rio, me carcajeo, cuando los defensores del orden formal se asustan cuando alguien propone una ruptura del sistema, avisan de los riesgos del desorden, como si el desorden mas radical no estuviera instalado bajo la vetusta apariencia de un orden caduco y falso. 

La pregunta clave es ¿Que puedo hacer por mi país, en una situación como la actual?. Las respuestas, claro, son muy variadas. No hay porqué excluir ninguna, aunque pueda parecer radical. Echar a sus políticos, por la vía de las urnas y de los movimientos no violentos, es una respuesta posible.

En el mundo del trabajo, echar a los patrones que gestionan mal las empresas, y participar directamente en su gestión, a través de fórmulas de economía social, es otra respuesta, a mi parecer, lógica.

Mas complicado es como integrar un movimiento así en una Europa dormida, acostumbrada a la burocracia inoperante de Bruselas. Bueno, tal vez cuando se vea que esto funciona de nuevo, se despierten.

Hablando de despertarse, ahora me doy cuenta de que estaba en la duermevela; en la vigilia, no se si estoy seguro de verlo de la misma manera. 

En fin. ¿Que puedo hacer? 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10-09-13.