miércoles, 13 de agosto de 2014

UNA PAREJA PERFECTA

"Mientras retozábamos en la cama, después de consumar uno de nuestros juegos eróticos ocasionales, con breve penetración incluida, le dije a mi mujer, influído por el CD de Carlos Cano que había escuchado con el aire puesto, --el amor es algo muy raro, que no suele terminar bien...Ella respondió, --que va, somos una pareja perfecta. Joder. Una pareja perfecta. Me dejó anonadado.

No se si lo dijo porque cuando vamos a la compra llevamos el carro entre los dos, porque siempre viajamos juntos, o porque nunca hemos roto una vajilla. Tuvimos unos amigos que cada semana rompían una vajilla, por lo de la reconciliación.

O tal vez lo dijo porque llevamos mas de cincuenta años juntos, nos conocimos en un guateque cuando yo hacía de matón controlando que los invitados pagaran y ya nunca nos hemos separado. El primer viaje juntos lo hicimos a Galicia, en un R5 que subimos al auto tren en dirección a la Coruña, pues yo debía impartir allí unas clases en un seminario de economía social. Cuando llegamos, nos habían apedreado, desde una pasarela instalada por encima de la vía, la luna del coche, pero solo teníamos veintiseis años y no ibamos a dejar que aquello nos amargara el viaje. Durante quince días recorrimos los mejores restaurantes de las Rias Altas, acompañados por un experto magistrado que también daba clases, y lo sabía todo de las técnicas para entrar en unos sitios, y en otros no.

Pero, que tiene que ver esto con la perfección. Compartir mas de media vida juntos no convierte en perfecta a una pareja sobre todo porque una pareja son dos, y basta con la imperfección de uno para que el conjunto se resienta.

Creo que no soy un amante perfecto. En mi primer trabajo, a los trece años, un compañero muy informado nombró una cita de Lord Byron. "La prisa es enemiga de la perfección". Creo ser un amante impaciente, apresurado, con esa limitación, la de no ser un amante perfecto, puede uno ser parte de una pareja perfecta...no sé.

A lo mejor, después de cincuenta años, las exigencias del cónyuge se han adaptado a las limitaciones del compañero y si, puede percibir esa perfección, porque valora de otra manera las cosas que le interesan.

Cincuenta años es un lapso de tiempo muy largo, pero no tiene que ser, necesariamente, un camino de perfección, en mi caso yo diría que ha sido una sucesión de episodios de supervivencia, sobre todo, a partir del momento en el que me diagnosticaron una peculiaridad que tiene diversos nombres, uno de ellos, bipolaridad.

De la condición perfecta de persona humana de mi mujer no tengo ninguna duda pues, cuando sucedió aquello, pudo haberme abandonado a mi suerte, otras mujeres lo han hecho, y ella no dudó en quedarse a pie de obra, afrontando con entereza aquella crisis, hasta que, ambos, conseguimos superarla.

Reflexionando sobre todo ello, concluyo que somos una pareja, a la vez, perfecta e imperfecta. La perfección la pone ella, yo, la imperfección.

Tal vez por eso, cuando viajamos con amigos, yo voy demasiado pendiente de los muslos de la compañera de viaje, y encima lo cuento. Les diré porqué lo cuento. Cuando tienes una peculiaridad rara, en mi caso la bipolaridad, expresar esa rareza la convierte en algo normal, y eso te ayuda a vivir con ella."

En fin. Una pareja perfecta.

LOEHNGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13 08 14.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios