viernes, 10 de abril de 2015

BENLLIURE

Nos disponemos a visitar los estudios donde trabajaron los artistas, que ocupan la planta baja y el piso de un vetusto edificio, separado de la vivienda por un romántico jardín que acabamos de visitar, no sin antes dedicar una última mirada a ese testimonio del romanticismo, de un tiempo en que los jardines privados eran cosa común en las casas de los valencianos acomodados.

En la planta baja estuvo el estudio de Pepinno. La luz cenital de una claraboya ilumina una pila bautismal de mármol, al parecer de una iglesia del Canyamelar, donde fue bautizado J.Benlliure. Las pinturas de Pepinno están distribuídas en dos salas.

Uno se imagina al Pepinno jóven intentando reproducir los brillos del lomo de una sardina, ya putrefacta después de ejercer varios días de naturaleza muerta, mientras una tórtola en libertad se posa en el hombro del muchacho, ante la mirada de su abuelo Juan Antonio, muerto y resucitado con la misión de dejar a su paso por el taller un soplo creador.

 .....

En la segunda sala se encuentra la que, posiblemente, sea la mejor obra del artista muerto prematuramente, 'Monjas en Recreación', en este cuadro se refleja toda su formación clásica italiana y, según mi parecer, constituye un regreso a sus orígenes, a sus fuentes primeras ya que, aunque su primera etapa se considera italiana, y la siguiente colorista y costumbrista, influída por Sorolla, este cuadro póstumo, pintado a sus 32 años, está impregnado de la espiritualidad y el clasicismo de las madonas italianas y se aprecia en el, tal vez, la intuición de una muerte próxima, en un esfuerzo de síntesis de toda su obra anterior. 

El estudio de José Benlliure, en el piso superior, es una apoteósis barroca. Nuestros acompañantes 'americanos' no pueden evitar una exclamación de estupor cuando el canoro guía abre las puertas del estudio. Sobre un fondo de cortinajes rojos, lienzos, sedas y brocados, se acumulan los objetos y piezas mas dispares. 

Un retable del siglo XV, abalorios, adornos y aderezos, menaje, restos arqueológicos, instrumentos musicales, espejos con cornucopias venecianas, trajes de torero, colecciones de armas, ceramicas antiguas, ibéricas, etruscas, campanienses y sigillatas, pilas de agua bendita, tallas, ediciones ilustradas, viejas cómodas y arquimesas con cartas, fotografías, escritos, revistas, catálogos, una librería con ejemplares de arte antiguo, apuntes y cuadros, Apoteósis de San Francisco, Paseo de su Eminencia, Flagelantes, y todo ese mundo envuelto en un ambiente de moho y humedad, como de castillo del medievo, que sin duda impresiona a los visitantes 'americanos'. 

Le pido al guía que abra los grandes ventanales que se encuentran a nuestra izquierda y la última luz de la tarde penetra a raudales en el estudio, arrancando un reflejo broncíneo de los instrumentos musicales.

A la salida, bajo un soportal, Lucifer, en forma de serpiente tallada en madera, nos da las buenas tardes desde un confesionario. En el exterior, el río ya no fluye, pero los álamos centenarios siguen ofreciendo su sombra al caminante, la misma sombra que ofrecieron, en su tiempo, a José, Peppino y Mariano Benlliure. 

(Crónica de una visita  a la casa de los Benlliure, en fecha que no puedo  precisar, pues este texto recuperado de un viejo papel no la llevaba)

En fin. Benlliure. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 04 15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios