jueves, 16 de abril de 2015

DRAGHI

He bajado al Maravillas y después de ojear, de ojo, 'Levante', desde la primera a la última de sus páginas, he vuelto atrás para buscar una imágen, tan insólita, que me ha parecido imprescindible para dedicarle el comentario de hoy.

Nada menos que Draghi, el jefe del Banco Central Europeo, quien gobierna desde hace años nuestras vidas, al menos su aspecto económico financiero, con ese aire tranquilo que tiene, esa serenidad de asesor vaticano, aparece en una foto con su rostro transfigurado por el terror, ante la acción de una activista de Femen que derrama en su cabeza una lluvia de confeti.

Lo mismo podía haber optado la activista por orinar encima de Draghi, pero yo creo que ha hecho bien en usar el confeti, ha sido menos escatológico, y mas visible.

Tratar de valorar este hecho, requiere una cierta mirada histórica a lo que es el Banco Central Europeo, es decir, Europa.

Los padres de Europa se reunieron en Roma una vez apagados los rescoldoss de la segunda guerra mundial para tomar una gran decisión, hacer de los paises que participaron en la contienda un club que se reuniera periodicamente, para hablar de negocios, con la intención de que los intereses comunes primaran sobre el instinto belicista y la visión, entonces utópica, de que se acabaran las guerras entre ellos, lo que, en efecto, ha sucedido, si descontamos los conflictos habidos, primero, en la ex yugoeslavia, luego en Ucrania, lugares, por otra parte, demasiado cercanos al perfume del Este, para negar que aquellos visionarios consiguieron su objetivo.

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Lo que comenzó siendo un instrumento de paz por medio del comercio, se fué transformando en un hipertrofiado órgano burocrático que legislaba sobre todo y cuando nos incorporamos a el en los ochenta, los países del sur se beneficiaron visiblemente de la política europea, cualquiera que viajara entonces por España o Portugal puede dar fe de la enorme cantidad de carteles que identificaban las obras públicas financiadas con lo que entonces se llamaban Fondos Feder. 

Esta relación de idilio interesado con Europa se fracturó con la reunificación de Alemania que pasó a ser la receptora mayoritaria de los fondos de cohesión, y en los últimos tiempos era, no se si aún es, la directora de las políticas de austeridad que han hundido a millones de españoles, portugueses y griegos, en una reconversión salarial que hace que sus trabajos duren menos, estén peor pagados, que los despidos sean mas fulminantes, o sea, que hayamos ingresado, en los países del sur, en un nuevo modelo de sociedad, sin haberlo votado. 

Es en este escenario en el que Draghi pide mas reformas laborales. Esta, y no otra, es la razón por la que una activista de Femen ha arrojado sobre Draghi una lluvia de confeti. Porque, vamos a ver, ¿quien ha votado a Draghi para que tome decisiones, de motu propio, que afectan a millones de europeos, quien le ha autorizado para que gobierne el Banco Central Europeo, en perjuicio de muchos europeos?. 

Los consensos entre partidos, los acuerdos bajo cuerda en solemnes salones, no son suficientes para garantizar un ejercicio democrático de tamaño poder. Eso estuvo bien para la época de Maquiavelo, ahora no nos sirve.

Por eso la activista de Femen ha actuado, y el rostro aterrorizado de Draghi ante la agresión incruenta, debería preceder a la comprensión de que un instrumento de poder como el Banco Central Europeo, necesita de la democracia directa, de los votos de los ciudadanos, para que estos asuman como propia su política. 

Aquellos padres de la Europa de posguerra que soñaron una Europa sin guerras, quisieron liberarla del belicismo militar. Sus sucesores de ahora con su insistencia en practicar un nuevo modelo social, sin que haya sido aceptado mayoritariamente, nos están llevando a otra guerra, una guerra social, en la que el acto de la activista de Femen solo es un hecho aíslado. Esperemos que Dragui reflexione sobre ello.

 En fin. Dragui.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16 04 15.

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