domingo, 30 de agosto de 2015

CRÓNICA DESDE EL RHIN (1)

El trabajo de turista, ya lo he dicho en otras ocasiones, no me importa repetirlo, es el mas agotador, jornadas de catorce horas, y si no trabajas para una revista o una emisora de televisión, encima tienes que pagar tú. Aunque, en este caso, se trata de algo muy placentero con grandes expectativas, la navegación por el Rhin, desde Basilea a Amsterdam, eso decía el folleto, pero al llegar a Basel el barco no estaba allí, como en la famosa frase, al despertar el dinosaurio no estaba allí, o algo así, y hubo que viajar 150 kilómetros en autobús hasta Khel, junto a Estrasburgo, para embarcar.

Para quienes gustan mas de la brevedad, voy a poner a continuación unas frases de síntesis, pensadas en principio para el epílogo de esta crónica, por si alguien prefiere abandonar su lectura enseguida.

ESTRASBURGO: 'Te atravesó la lluvia y supe que eras recuerdo...' (.....?)

BARRIO ROJO DE AMSTERDAM: 'Entre tus piernas suaves pasa un río..' (Aleixandre)

NAVEGACIÓN FLUVIAL: 'El tiempo es lujo y va muy lento...'(Jorge Guillén)

VUELTA A CASA: 'No hay agua.Todo está muy seco aquí' (Lohengrin)

Paso a la crónica de la primera jornada de viaje.

Madrid placentero. Llegamos a Madrid con el Ave a las seis de la tarde, lo que nos permitió dar un largo paseo por el barrio de las letras y cenar en una cervecería de la calle Cervantes, yo huevos rotos con patatas y jamón ibérico, luego de tomar un café tuvimos la suerte de encontrar un taxista que nos llevó a un hotel cercano al aeropuerto, por la ruta mas corta, y con la tarifa mas normal.

Al día siguiente, hubo que levantarse a las 6, para tomar el autobús del hotel que nos llevó a la terminal 4 de Barajas. La espera en el aeropuerto nos permitió curiosear la zona que podríamos llamar de 'residentes', esos lugares que existen en los aeropuertos, donde han quedado varados ciertos viajeros por diferemtes avatares, y que viven allí, junto a sus petates, sin salir de las instalaciones de la terminal. Todo un tema para una novela, pero yo, ya lo habrán notado, no soy novelista.

Ya en vuelo hacia Basilea, miro por la ventanilla y veo los macizos de los Alpes, bastante impresionantes, y me alegro de no haber aceptado el paquete turístico, como comenté en la pagina Frío, 'Paseo por el Glaciar'.

Al llegar a Basilea es cuando nos enteramos de que la navegación no comenzaba allí, sino que debíamos ir por carretera hasta Khel, en el entorno de Estrasburgo.

El primer paseo peatonal por Estrasburgo fue una auténtica delicia. que a mi me dió la impresión de estar en Monmartre, por al abigarrado ambiente festivo de las terrazas, la arquitectura tradicional, y unas ligeras gotas de lluvia que me recordaron el titulo de aquella película, 'Los Paraguas de Cherburgo' y la frase de aquella novela cuyo autor no recuerdo, que he puesto en la introducción, 'Te atravesó la lluvia y supe que eras recuerdo..'

A estas alturas, llevamos doce horas de viaje.Un poco cansado. Mentras escribo esta crónica, mi mujer me dice que tira las tarjetas sanitarias europeas a la basura, porque no piensa repetir un viaje como este. Será la depresión posvacacional, cuando se le pase, igual repetimos.

El regreso de Estraburgo al barco, sufrió un retraso que nadie nos explicó, cuando por fin estuvimos acomodados en las mesas del comedor del barco, hacía 14 horas que habíamos iniciado la jornada de viaje. Los dos primeros días han sido en buena parte de traslados.

Nos espera lo mejor, la navegación por el Rhin y la visita a sus mas importantes poblaciones históricas. Después de cenar, cuando el barco va a zarpar, subimos a la terraza, permanecemos allí, contemplamos la maniobra y la navegación fluvial, incluídas las operaciones de paso de la primera esclusa.

En días sucesivos, navegaremos por diferentes canales, aunque nos han advertido que los canales de Amsterdam tienen tres metros de calado, uno de lodo, uno de mierda, y uno de agua, y que cada semana caen cuatro paseantes al canal, a veces con sus bicis. Dicen que hay un millón y medio de bicis en Amsterdam, yo me lo creo.

 Én fin. Crónica desde el Rhin (1).

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)      30 08 15.

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