viernes, 14 de agosto de 2015

EL SENTIDO DE LA VIDA

Si quiere usted saber cual es el sentido de la vida, busque por ahí la pelicula de los Monty Pyhton del mismo título, si piensa que la vida no tiene sentido, pero le queda alguna duda, busque cualquiera de las dos mil seiscientas páginas del blog y verá que, efectivamente, no tienen ningún sentido.

Nuestra especie es producto del azar, no había ninguna necesidad de que apareciera, pero, aunque resulte absurdo, apareció, primero fué, al parecer, el carbono, esas cosas. Si asumimos que la especie humana es producto del azar, hemos de convenir que cada uno de sus individuos es producto del mismo azar, multiplicado por miles de millones, puesto que cada uno de nosotros es único en su singularidad personal, aunque conserve rasgos genéricos que lo identifican como miembro de la especie humana.

Me pregunto porqué indivíduos que son, por su naturaleza, distintos, únicos, tienen a veces comportamientos semejantes. Comportamientos agresivos, criminales, como estamos viendo este verano en los telediarios, en los que es frecuente que nos relaten sucesos luctuosos obra de individuos violentos.

Cuando no sabemos explicar lo inexplicable, solemos recurrir al patrón de los instintos, un concepto más bien animal, que nos tranquiliza pensando que esos comportamientos son irracionales, no humanos.  

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Nada mas lejos de la realidad. En mi opinión, esos comportamientos asociales, salvajes, cuya violencia homicida nos horroriza son, fundamental y plenamente, humanos. No hay nada animal en los procesos mentales que preceden a esos actos destructivos. 


Para empezar, las especies animales cuando matan, suelen hacerlo por la necesidad de alimentarse, y sin ese acto, el equilibrio entre especies animales no sería sostenible. Entonces, ¿cual es el motor de esas conductas humanas tan atípicas, pero que los telediarios nos acercan a la vida cotidiana?

De lo poco que he leído sobre el tema, hubo un libro que me marcó, 'Anatomía de la destructividad humana', de Erich Fromm, un manual, precisamente, sobre la destructividad, inspirado, creo, en la personalidad de Hitler. 

Sostiene Fromm que el impulso destructivo es visible en las personas que lo tienen incorporado en su personalidad y que basta observar, por ejemplo, el modo en que apagan un cigarrillo en el cenicero para detectar ese potencial destructivo. 

Hay tipos por ahí que no fuman, y que son muy poco sutiles. Si eres una chica y uno de esos tipos te dá una hostia, no necesitas el manual de Fromm para intuir lo que va a venir después. Me cuesta entender que mujeres que han sido maltratadas acaben muertas, sin que nadie, ni ellas mismas, ni las personas de su entorno hayan conseguido predecir la conducta del sujeto destructivo, e impedirla. 

Será que la vida no tiene sentido, sobre todo para aquellos que atentan contra ella. Para los demás, las inmensas mayorías que no formamos parte de esa facción violenta, la vida tiene todo el sentido del mundo, aunque no sepamos en que consiste, por eso veríamos con agrado que todos los medios públicos, la escuela, la formación de adultos, la policía preventiva, el consejo y asesoramiento, se doblaran en medios y atención para reducir el número de víctimas de esta lacra social, que este año en lugar de decrecer, crece. 

 En fin. El Sentido de la Vida. 

  LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 08 15.

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