FU MANCHÚ

He bajado a La Fuente a por tabaco, pero aún no habían abierto, así que me he acercado al bar mas próximo, también regido por ciudadanos chinos que residen aquí, he sacado de la máquina un paquete de Ducados rubio 100's y me he sentado en la terraza a tomar un café del tiempo.

Enseguida han aparecido unos jóvenes chinos preguntando por el dueño, que no estaba. Se han sentado a esperar.

Es un hecho verificable que en mi barrio cada vez hay menos restaurantes chinos, no solo no se abren nuevos, sino que se cierran los viejos, en cambio cada vez hay mas bares de apecto español gestionados por chinos.

Esta mutación no parece casual, sino producto de una estrategia de inversión deliberada y silenciosa. Por otra parte, no hay que ver este fenómeno desde una perspectiva meramente local, si consideramos que ahora mismo, nosotros envíamos a China trenes cargados de jamón ibérico, por lo que ambos fenómenos deben ser vistos desde el prisma de los negocios en un espacio cada vez mas global.

Lo que me llama la atención es la extrema juventud de los nuevos gestores de los bares del barrio, pues no parecen haber tenido tiempo de capitalizarse para financiar la propiedad de sus nuevos negocios, lo que me hace pensar que son las tríadas chinas, esas estructuras mafiosas controladoras de todo tipo de negocios en las comunidades orientales, como en Chinatown, el barrio chino de San Francisco, quienes están detrás de la financiación de estos nuevos negocios, y los jovenes que esperan en la mesa de al lado, están aquí para cobrar la mordida de los socios capitalistas, aunque también puede ser esto una mera elucubración, porque no son tres, sino dos.

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Refuerza esta idea de la participación grupal en la financiación de los negocios hosteleros del barrio gestionados por la comunidad china, el hecho de que la fiscalidad de estos negocios mediante el sistema de cuotas fijas, calculadas por estimaciones objetivas, metros cuadrados, número de mesas, consumo eléctrico, etc, no contempla los ingresos reales, sino una estimación de los ingresos potenciales, lo que permite distraer, blanquear, cantidades sustanciosas de dinero cuando los ingresos reales rebasan significativamente los estimados por los que se tributa. 

Tal vez yo esté influído en esto de las tríadas y el blanqueo, por el personaje de Rohmer, Fu Manchú, que conocí en el cine de los primeros sesenta, un mafioso chino controlador, prototipo del villano oriental, que no solo salió en el cine, sino que formó parte del armario de los personajes de Marvel hasta que se perdió con el final de la editorial.

Sorprende que el cine actual, tan dado a las secuelas, las repeticiones, las sagas, no hay mas que ver el partido que les saca Tom Cruise, no haya resucitado a Fu Manchú. Sorprende menos cuando lées el suplemento semanal de Levante y un experto en cine describe la complejidad de las producciones cinematográficas actuales, te hace ver como puedes leer en los créditos, después de visionar una película, la lista interminable de gentes que han intervenido en su producción, a veces esporádicamente antes de abandonarla por las dificultades que encuentran. 

Cómo, en ocasiones, el nombre que aparece al principio, Metro, Fox, etcétera, solo es reponsable de la distribución, porque la producción, que a veces se prolonga durante años, tiene parones y vuelve a ponerse en marcha, es obra de productoras independientes, donde a veces figuran los actores, que cobran su salario del rendimiento de taquilla. 

Tal vez, la ausencia de Fu Manchú en las pantallas actuales, se debe a un problema de derechos, que nadie consigue resolver, o quizás es  la evolución de los tiempos, que ha convertido a Fu Manchú en un personaje demasiado simple, algo maniqueo, porque la maldad que se le atribuye tanto en las novelas, como en el cine y los cómics, se ha convertido ahora en algo sistémico, que no se puede atribuir a un solo personaje, sino a organizaciones muy complejas, sean estructuras de tríadas, o mafias estatales.

En fin. Fu Manchú.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 9 08 15.