CRÓNICA DE BENICASSÍM .../...

El cuarto día de nuestra estancia en Benicassím decidimos tomar el autobús y acercarnos al Grao de Castellón, y fué una buena decisión. Mi experiencia viajera me dice que patear los barrios portuarios de cualquier ciudad siempre produce satisfacciones, puedes oler la salinidad del mar y recibir impresiones nuevas de esos paisajes tan singulares que son los barrios marineros.

En este caso he de citar, primero, una obra artesana que encontré en el puerto, en el  frontis de una antigua nave ahora reconvertida. Un hermoso cartel cerámico que conserva el lema 'Cobertizo para mercancías', con una extraordinaria riqueza cromática, simbólica, estética, de una gran dimensión, que me sugirió la idea de que si alguien lo desmontara y lo exhibiera en Arco, alcanzaría una cotización en millones de Euros, tales son los churros que se exhiben en esa muestra y alcanzan un gran precio, sin tener ningún valor que lo justifique.

Nuestro paseo por el puerto fue lento, demorado, alcanzamos a ver a un par de marineros que descargaban su pesca y la colocaban en un depósito refrigerado para trasladarla a la lonja. Algunas esculturas que se encuentran a pié de muelle también llamaron nuestra atención, en particular la figura de una pescadora, un homenaje a la mujer dedicada a esa tarea, a veces tan dura, que puede terminar con la vida de los marineros cuando los sorprende un temporal.

En una calle cercana al puerto se puede contemplar un edificio de viviendas, que tiene la peculiaridad de que su fachada está cubierta por una obra de Ripollés, llena de colorido y originalidad, que se extiende por toda la superficie del edificio, dándole un aire como el de esa arquitectura china que ahora ha sido prohibida por su exceso de exotismo.

En el grao de Castellón hay un paseo ajardinado que se extiende en paralelo al mar, pero  mas alejado  que el paseo del puerto, y tiene una gran cantidad de esculturas que lo embellecen, aunque alguna lo afea, y el día y hora que lo visitamos, estaba ocupado, en su totalidad, por un mercado (bragas, no se cambian), que recorrimos varias veces, en ambos sentidos, sin intención de comprar, solo por el placer de la contemplación, que a mi me parece muy gratificante.

Observar los tipos curiosos que hay en estos sitios, dejarse llevar por la corriente de las gentes que lo frecuentan, tomar café en algún sitio nuevo, es un modo placentero de perder el tiempo, quiero decir, de disfrutarlo, con la misma sensación que debió sentir Jorge Guillén cuando escribió aquello, 'el tiempo es lujo y va muy lento'.

En Castellón se celebran ahora las fiestas de la Madalena, pero nosotros regresamos al hotel en el autobús porque, andando de un lado a otro, se nos había hecho la hora de ir al comedor del hotel, y no queríamos perdernos la rica y variada oferta de su bufet, aunque con mas moderación que el primer día, para evitar las consecuencias de los excesos.

De hecho, hoy, cuando he ido a clase de Teatro para el último ensayo antes de la función del próximo día 8, provisto de una careta de orangután, el profe me ha dicho que he engordado algo, vamos que no tengo la cara tan huesuda, y se me nota algo mas la tripa. Todo eso es mérito del bufet del Hotel Orange, me siento obligado a decirlo.

El próximo martes haremos la función en el Aula de Teatro y en el ensayo de hoy, el colega que hace de filósofo, y yo que hago de simio, hemos tratado de ser convincentes, para poder convencer al público de que la teoría de la evolución está equivocada. No fueron primero los simios y luego los sabios, sino primero los sabios, los simios hemos aparecido después, y aquí seguimos.

La jornada en Benicassím terminó con una velada de bailoteo muy energética, ya no limitada al pasodoble, sino extendida a la música latina, el swing y creo recordar que hasta un twist, con el resultado de que al día siguiente, al levantarnos, entre el pateo por el grao de Castellón y el bailoteo sin tasa, nos dolían todos los huesos. No pasa ná.

En fin. Crónica de Benicassím .../...

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4 03 16.