sábado, 12 de marzo de 2016

EL BARRIO

He bajado a La Fuente y la luz de la mañana me ha iluminado, en el sentido de valorar algún concepto empleado por mí en el Blog. Así, el concepto de Polis, un modo de organización urbano, además del 'marco esencial donde se desarrolló y expandió la civilización griega hasta la época helenística y la dominación romana" (Wikipedia), me ha parecido, a todas luces, excesivo para describir el lugar donde vivo, por lo que me parece más propio usar el concepto de barrio.

La mayoría de mis horas de esparcimiento transcurren en un barrio, sea el barrio en el que vivo, o sea en otro, en ningún caso soy capaz de abarcar la polis en su totalidad, por lo tanto, dejaré ese concepto para los administradores locales que tienen jurisdicción sobre el conjunto, y me sumergiré en el micromundo de los barrios, infinitamente más interesante que el ámbito urbano en su totalidad.

En el barrio donde vivo, hoy, luce un sol esplendente y a veinte metros de donde tomo café hay un grupo de cipreses que me llama la atención. En primer lugar por su altura, rebasan los doce metros. Luego, por su simbología clásica, por el uso que se hace de ellos en lugares muy determinados, como ermitas, cementerios y arquitecturas que se ha querido que expresen, con la presencia de los cipreses, su vocación clásica.

La trayectoria hacia el cielo de su figura, su carácter perenne, hacen de los cipreses unos seres vivos que los humanos han querido que representen, sobre todo, la espirituallidad. Tener una familia de cipreses a un tiro de piedra, ver sus copas recortadas sobre un cielo azul purísimo, en esta mañana con ausencia de viento, me parece un privilegio que solo puedo disfrutar aquí, en el barrio, eso que las autoridades municipales con lenguaje burocrático inspirado en las series de televisión americanas de policías y ladrones, llaman distrito.

Es cierto que nací en otro barrio, muy cercano a  este, en una época que se me antoja tan lejana que aquello parecía otro mundo, un mundo donde los automóviles estaban ausentes y las caballerías presentes, pero tanto aquel barrio, como éste, muestran aspectos interesantes que solo puede ofrecer la vida en el barrio, en cualquier barrio.

Esta mañana nos disponemos a visitar un barrio que no es el nuestro pero que, desde hace poco, ofrece un incentivo para visitar una de sus calles que se muestra irresistible. Se trata de la calle Moret, un lugar cercano a Blanquerías y la Puerta de Serranos que tiene una singularidad que hasta hace poco no tenía.

Diversos artistas plásticos han decorado 60 metros de muro, un lugar desconocido hasta hace poco, que ahora comienza a divulgarse en las redes sociales. Lo peculiar de esta obra artística es que incluye la reproducción de una foto robada hace unos años en Londres a una pareja besándose en plena calle, y están comenzando a frecuentar el lugar parejas de enamorados para fotografiarse allí, mientras se besan.

No habría comentado nada de esto, de no ser porque al sintonizar una emisora local de televisión, los promotores de esta iniciativa artística estaban contando su historia. La he conocido gracias a ellos y esa es la razón por la que vamos a visitar la calle Moret, esta mañana.

No pensamos hacer fotos, pero no descartamos el beso, aunque prevengo a los usuarios jóvenes que visiten el lugar contra la mononúcleosis, la llamada enfermedad del beso, que puede causar graves trastornos, temperaturas elevadas y otros síntomas de la infección.

O sea, vayan con cuidado con quien se besan, no vayan a pillar la infección.

Por otra parte, si hay amor, es un buen antídoto para lo que venga.

En fin. El Barrio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 12 03 16.

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