lunes, 9 de diciembre de 2013

CRÓNICAS DESDE BENIDORM (4)

EL HOTEL.- No daré el nombre del hotel donde nos alojamos. Me ha parecido percibir un alto nivel de explotación de su reducida plantilla, y no quisiera que esas personas que he visto tan agobiadas en el cumplimiento de su trabajo resultaran perjudicadas por mis comentarios críticos.

Cuando nos han dado la encuesta para opinar sobre la calidad de los servicios que ofrece el hotel le he dicho al subdirector, no se moleste, prefiero darle mi opinión a usted, ahora.

-Manden al cocinero a otro hotel de la cadena y traigan otro que esté a la altura del prestigio que supongo que desean que se les reconozca. Presentar plátanos al borde de la putrefacción y pechugas de pollo pasadas de horno, mas propias para construir una escultura contemporánea que para ofrecerlas a la clientela no es propio de un establecimiento con ambiciones de perdurar.

-He de reconocer, sin embargo, el talento literario de su cocinero, llamar Ensalada de Langosta a una lechuga troceada con sucedáneo de marisco y rosbif a una ternera mal cortada, indica que ese señor tiene condiciones, además de para cocinar mal, para hacerse cargo de la memoria anual del grupo hotelero.

-Y no me diga que, por lo que pagamos, no nos puede dar nada mejor. Pagamos lo que nos piden, si nos pidieran mas, pagaríamos mas.

-No se si ha quedado claro... El subdirector me miraba sin decir nada, pero me pareció adivinar lo que pensaba. -Jo, siempre me tocan en mi turno los mas plastas.
(...)
EL SOL. Anoche, mientras veíamos la tele antes de entrar al comedor del hotel, apareció en la pantalla el mapa del tiempo. Soles repartidos por toda la península. Esta mañana hemos salido dispuestos a pasear por la orilla de la playa y, tal vez, hacer una visita a esa cala ignorada que está al final del Rincón de Loix.

Sol. Solo sol. Mucho sol. Todo sol. Lo que me lleva a preguntarme por la actividad solar, como antes me pregunté por la conducta de las palomas. Del sol sabemos que aparece y desaparece, o mas bien lo vemos, o no lo vemos. Además de los ciclos del día y la noche, las estaciones del año están marcadas por su presencia mas o menos intensa. Pero, ¿Que pasa allí, en ese reactor atómico que está en permanente actividad? ¿No es una actividad también variable? Y yo que sé. 

He oído hablar, vagamente, de los estudios de científicos rusos que tratan de predecir la intensidad de las tormentas solares, de las explosiones cuyo alcance, duración y frecuencia tratan de medir desde aquí, o desde los satélites de observación.

He oído decir que el sol se apagará, aunque no sabemos cuando, una afirmación que con lógica corriente parece basada en la existencia de otros soles apagados. Por el momento, hoy el sol luce con una potencia cegadora y en la playa de Poniente la multitud llena el paseo. (Benidorm va bien, si, se gana dinero, al menos hoy). Dos cortados en El Castell 3,30. Las tarifas han vuelto a la normalidad. 

Nos descalzamos, guardamos el calzado en una bolsa de plástico y emprendemos una caminata , con los pies descalzos navegando por el agua de la orilla. El calor del sol es mas intenso a medida que avanza la mañana y cuesta aguantar su fuerza en los bancos del paseo. Nos retiramos hacia una terraza para tomar unos cafés. 

FANCONE se llama el lugar, Beach Club. Tiene un rostro de dos metros esculpido en una pared. Ni se les ocurra acercarse por allí. Un par de cervezas nueve euros, lo dice un cartel. Nosotros tomamos dos cortados. Para nuestra sorpresa, la camarera fue a otro establecimiento a buscarlos y volvió con ellos en una bandeja. El tal Fancone, si tiene cafetera, no funciona bien. Fancone, ¿no les sugiere a ustedes alguien huído de Palermo, que se ha instalado en Benidorm y ahora pasa aquí su exilio atracando a los incautos que se sientan en su terraza?. Cualquiera sabe.

No sabemos nada del sol, que está pasando ahora en su superficie, cuando se apagará, pero, a pesar de nuestra ignorancia, esta mañana estamos disfrutando plenamente de su calor, de su luminosidad, de su reflejo en las aguas del mar.

En el camino de vuelta al hotel nos sorprende reconocer los nombres de las calles, los nombres de los hoteles en sus fachadas, que no habíamos visto antes. Los rótulos estaban allí, pero no habíamos reparado en ellos porque el sol no los iluminaba lo bastante.

Sol. Mucho sol. Todo el sol. Al entrar en el comedor del hotel hemos leído la minuta. Huevos fritos con chistorra y patatas panaderas. Lo mejor que tiene este cocinero es la sencillez, lástima que no siempre la aplique. Los huevos fritos, ¿se dan cuenta? evocan la forma en la que percibimos el astro solar.

En fin. Crónicas desde Benidorm (4) 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 9-12-13.

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