EL MONÓLOGO

El profesor de Teatro nos ha mandado mucho trabajo. Algo sobre la Égloga y Garcilaso de la Vega, y escribir un monólogo, pero no al uso cómico que vemos en televisión, sino algo que parezca una historia, real o ficticia, pero con apariencia verdadera. He tomado el encargo por el final, y he escrito una cosa breve, totalmente ficticia, pero que espero que parezca verdadera.
(...)
"Nunca estuve en la cárcel, hasta que me llevaron a los ocho años. No es que yo hubiera delinquido a una edad tan temprana. No me fui a vivir allí, como hacen otros niños en prisiones de sudamérica, para quedarse con sus madres presas. Simplemente, fui allí acompañado de mi familia, de visita. Tomamos el tranvía 22, o tal vez fue el 24. Al llegar al portalón vi en las garitas de vigilancia a dos hombres armados con uniforme de distinto color. Uno parecía ser soldado, el otro guardia civil. Una vez pasado ese control, nos pusieron en fila y nos cachearon. Llevábamos una tortilla de patatas para nuestro familiar preso, un hermano de mi madre que había sido un personaje en una organización anarquista y estaba condenado a cadena perpétua, después de haber eludido la pena de muerte gracias a las gestiones realizadas por su mujer con un marqués de Madrid. Yo no entendía porqué tantas cautelas, porqué había que pasar la tortilla por un torno, pero, claro, solo tenía ocho años. Fué un día de la Merced. Un día de puertas abiertas, para los visitantes, para los presos permanecían cerradas. Recuerdo la ilusión que me causó cuando soltaron unos globos en el patio. Eran de colores y volaron, volaron libres hasta salir fuera de la prisión."

Epílogo.- Sigfrido salió libre, indultado, como los demás, después de que el general Franco pactó con los americanos. Estuvo en casa muchos años. Era un hombre muy humano. De mi dijo, cuando le pregunté ya de mayor, que yo era una extraña mezcla de idealismo puro y pragmatismo cínico. Creo que acertó en su juício.

En fin. El Monólogo. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11-12-13.