martes, 1 de abril de 2014

ANARQUÍA

He recibido en mi correo la columna de Carlos Pajuelo que publica en su periódico. Carlos, con quien me une una amistad sobrevenida al compartir una tertulia los viernes por la mañana, en la que me introdujo otro tertuliano amigo, publica un libro cada año porque tiene, no solo la manía de escribir, como yo, sino además la de publicar.

Mi amistad y mi admiración por Carlos ha ido creciendo y ya no se puede calificar de sobrevenida, porque ambos la cultivamos cada viernes y ese sentimiento amistoso cuidado como un bancal de lirios amarillos, siento que es reciproco.

Por eso, estoy seguro de que no le molestará a Carlos que haga una puntualización sobre un término usado por el en su columna, anarquía, sobre todo porque no lo hago con el ánimo de rectificarle, nada de eso, solo con la intención de aclararme yo, pues cuando veo una palabra susceptible de diversos signficados que, por un hábito generalizado de simplificación histórica, se reduce a un solo perfil, hay algo en mi interior que me impulsa a buscar la complejidad ausente en ese tratamiento del lenguaje.

Carlos, como la mayoría, usa la expresión ¨una cierta anarquía¨ como sinónimo de desorden. Las mayores situaciones de desórdenes públicos se produjeron en este país en los años treinta, incluída la guerra civil. En esa etapa histórica hubo organizaciones en este país, anarquistas, anarcoides o anarquizantes, que estuvieron en el centro de esos conflictos, de ahí, supongo, la asociación que todavía perdura entre anarquía y desorden.

Sin embargo, yo prefiero preguntarme que es la anarquía, antes de entregarme a esa fácil asociación. ....  

Anarquía significa, literalmente, ausencia de jerarquía. A partir de aquí, según la visión que tengamos de las sociedades jerárquicas, unos pensarán que la anarquía es desorden, mientras que otros podemos pensar, con la misma legitimidad, que es un orden utópico, pues, si percibimos que son los aparatos jerárquicos los creadores del desorden, es natural que una sociedad avanzada con individuos tan maduros y responsables que no necesiten recibir órdenes de otros para organizar la convivencia social, la producción y el consumo, estaría mas lejos del desorden que las sociedades que conocemos actualmente.

Es una utopía, si, en la medida en que los hombres, en general, actualmente, no todos están preparados para organizarse sin ordenes de arriba, pero, a priori, nada impediría esa organización social en el futuro, pues las limitaciones personales, no suelen deberse a factores genéticos o étnicos, sino a factores culturales.

Una sociedad culta, madura, formada, en su práctica totalidad, no sería manipulable por las estructuras jerárquicas, de ahí el carácter utópico de esta concepción del anarquismo, pues los poderes que usan de la jerarquía para el control social, harán lo posible para que esa maduración no llegue nunca. Pero, quien sabe de lo que es capaz la condición humana....

No hablo del anarquismo histórico, sumido en conflictos donde la violencia ha estado presente siempre, sino de una maduración histórica, desde el pacifismo beligerante, en favor de la cultura que, a largo plazo, dejaría en evidencia algo que estamos viendo cada día, que son las jerarquías las que crean desorden, desigualdad y conflicto, y puede llegar un día, cuándo, no lo sé, en que esa evidencia lleve al fin de la jerarquía, que no es la ausencia de poder, sino el advenimiento de un poder ciudadano compartido y horizontal que, desde los niveles mas cotidianos, alcance las decisiones que afecten a las necesidades de todos. 

La experiencia histórica ha demostrado que en situaciones determinadas y en periodos de tiempo concretos, esos modos de organización social han permitido la producción, el consumo y la atención a las necesidades sociales sin que quedaran interrumpidos solo por el hecho de ser dirigidos mediante procesos directos de toma de decisiones. 

No hago esta reflexión porque piense que tales cosas pueden suceder en un tiempo cercano, sino para remarcar que han sucedido ya a pequeña escala, y porque estoy un poco hasta el gorro de que, sin excepciones, todos aquellos que emplean el término anarquía, lo hagan como sinónimo de desorden. 

ANARQUÍA, ES AUSENCIA DE JERARQUÍA, Y SI EL DESORDEN, COMO ESTAMOS VIENDO CADA DÍA, LO CREAN LAS JERARQUÍAS, POR FAVOR DEJEN DE UTILIZAR ESE TÉRMINO, PONGAN DESORDEN, NO ANARQUÍA. GRACIAS. 

En fin. Anarquía. 

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 1 04 14.

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