jueves, 10 de abril de 2014

EUFEMISMOS

He bajado al Maravillas cojeando de la pierna derecha porque ayer, cuando volvía de la biblioteca con dos libros, Esa Dama, de Kate O´Brien, sobre la Princesa de Éboli, y Luces de Bohemia de Valle Inclán, que lo necesito para la clase de teatro de esta tarde,  me dí una hostia en la rodilla contra un bolardo ubicado demasiado cerca de un paso de peatones protegido con semáforos y aunque me he aplicado dos veces Voltarén tópico, ese ungüento mágico, en la zona dolorida, el dolor no se ha ido, seguramente, porque he perdido la fé en la química farmacéutica.

La gente, no hace tanto, reclamaba al ayuntamiento cuando sufría una lesión grave por un encontronazo con algún elemento del mobiliario urbano, o caía y se lesionaba al tropezar en una acera o pavimento mal conservados. No es mi caso.

Esas actitudes han causado mucho perjuicio a las arcas municipales como consecuencia de las sentencias judiciales condenatorias, pero en los últimos tiempos esa jurisprudencia ha cambiado y se imputa al accidentado la condición de distraído, que no presta atención a lo que hace, lo que libera al municipio de esa sangría de dinero.

Debo reconocer que, ayer, cuando me di contra el bolardo, no solo andaba distraído, sino que estaba en las nubes, como siempre, pensando en un mundo feliz, libre de eufemismos, expresión a la que me propongo dedicar la entrada de hoy.
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En el Maravillas, mientras echaba un vistazo a Levante, he leído una expresión que últimamente se repite mucho en los artículos de opinión, ...hay que llamar a las cosas por su nombre... por oposición al eufemismo, que ahora veremos en que consiste. 

El eufemismo, consistente en usar una palabra mas suave que otras para quitar dramatismo o brusquedad a una expresión....esta vaga definición es mía.... yo siempre había pensado que, etimológicamente, viene de Eufemia, aquella vecina tan educada que vivía en el barrio donde transcurrió mi infancia, famosa por la dulce suavidad que imprimía a su lengua, una sutil condición de género, cuando insultaba a una vecina, de modo que nunca sabías si estaba reprobando su conducta, o alabándola.

Pues no, nada de eso. Según Wikipedia, viene de euphemo, un vocablo griego que significa ..favorable, bueno, habla afortunada. El hecho de que tantos articulistas insistan ahora en que se llame a las cosas por su nombre, tiene su origen, en mi opinión, en el abuso del eufemismo que, si bien sirve para quitar dramatismo o procacidad a una expresión, en la actual legislatura de Rajoy se usa, sobre todo, para mentir, lisa y llanamente. 

El abuso del eufemismo, para describir una realidad contraria a lo que sucede cada día... hay mil ejemplos... es tan dañino como prescindir, absolutamente, del eufemismo en la convivencia diaria. 

Imaginemos que prescindimos del eufemismo, que estamos en el mundo feliz con el que yo soñaba cuando me hostié la rodilla. Sentados frente al televisor escucharíamos los eufemismos de algunos ministros, algunos jueces, algunos periodistas, alguien de la casa real, el presidente de alguna patronal, y, espontáneamente, repetiríamos una expresión libre de connotaciones eufemísticas...hijo puta...hijo puta..hijo puta...hijo puta..enseguida se advierte que la ausencia de eufemismos nos conduciría no a un mundo feliz, sino al Mundo Feliz de Huxley, una utopía negativa.

No es el eufemismo en si mismo lo que contribuye a pudrir el ambiente social, sino su abuso desmesurado intentando prostituir la percepción de la realidad. Las noticias de hoy, en algún caso, aclaran cual es esa realidad.

Una vez publiqué en el Blog una página llamada Sicilia, en la que asociaba las denuncias de Roberto Saviano sobre los chanchullos de la mafia siciliana con la basura, con lo que estaba sucediendo aquí con el caso Brugal, los contratos de Ortíz en Alicante, la depuradora de Pinedo... 

Ahora nos dicen que Juan Soler, ex presidente del Valencia CF, con quien me he encontrado con frecuencia las mañanas del viernes en el Mercado de Colón, mientras yo iba a otra cosa, ha pagado a un sicario para que secuestre a Soriano, otro ex presidente del mismo club. Sin eufemismos, esto parece mafia siciliana. 

A veces no es el eufemismo, sino la ausencia deliberada de precisión en el uso del lenguaje, lo que contribuye a la putrefacción del clima social. Ahora se ha puesto de moda, desde los poderes financieros internacionales, hablar de deflación. La baja de los precios. ..

De que precios, oiga, porque unos suben y otros bajan, y según el estrato de consumo en el que estés, la supuesta deflación te puede dar mucho por el culo, si hablamos de los precios de la energía, o de la política de marketing de las grandes superficies, que bajan unos precios, y suben otros.. 

El eufemismo y la imprecisión, la mentira en una palabra, alcanza cotas de exceso cuando se trata de la macroeconomía, un aspecto de las medidas económicas tan alejado del individuo, de la realidad cotidiana, que tratan de hacerte creer que cuando una cosa sube, baja, y cuando decrece, crece. 

A la mierda los eufemismos, y la macro economía, sí.

En fin. Eufemismos.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 10 04 14.

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