domingo, 27 de abril de 2014

UN SINSENTIDO

Desde la casa de la sierra escucho las saetas que flotan por las calles de Sevilla y percibo el sordo compás de los pasos de los penitentes en algún lugar desconocido. Yo permanezco inmóvil, como una planta, viendo pasar los vuelos comerciales que trasladan las gentes de un sitio a otro. Un sinsentido.

Yo permanezco inmóvil, aspiro el aroma de la flor de los lilos que han reventado de pronto en un estallido malva, junto a los lirios que recordaba amarillos, pero no son amarillos, son también malva. El color malva está presente en toda la vida vegetal en la que permanezco inmóvil, y da al entorno un aire de capa eclesial.

En el almendro, sus frutos crecen tan abundantes que causan asombro. Junto a los incipientes frutos, las flores secas, empujadas por el poniente, ofrecen un tono rojizo, como la espalda de un penitente con la sangre seca después de haberse flagelado. Un sinsentido.

Yo permanezco inmóvil. Apago la radio, mi única conexión con el mundo. Ya solo quedan libros...Aleixandre...Estellés, lilos y lirios malvas, y flores secas en el almendro que recuerdan que alguien, en algún lugar, castiga ahora su espalda por no se que pecados, y todo me parece un sinsentido.

Yo permanezco inmóvil, en el silencio, solo roto de vez en cuando por el saludo de los podencos que dos cazadores guardan en el corral vecino. Contesto su saludo con un ladrido.

Por cierto, me llamo Lucas, soy el grifón belga amigo de Enrique. Me fui de este mundo hace diez años. Huelo que regresa a casa, le saludaré meneando la cola, el me liberará y yo saldré en busca de la perra del ermitaño. Un sinsentido.

En fin. Un sinsentido.

Hola, de nuevo.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 27 04 14.

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