martes, 7 de febrero de 2017

CAMPANAS CON CONDÓN

"No me puedo creer lo que estoy viendo en un recuadro inferior, a la izquierda, en la primera de 'Levante' que he comprado en el quiosco, al salir del Maravillas, después de esperar inútilmente allí la llegada del periódico. 'Una funda de goma permite reducir al nivel legal el tañido de las campanas'.

Es esto cierto?, se legisla, se decretan prohibiciones sobre el sonido de las campanas?. Nuestros gobernantes se han vuelto locos, o qué. No soy practicante (ni enfermero), pero dispongo de memoria visual, auditiva, y mis archivos neuronales conservan la idílica imágen de la ciudad cuando no había sido invadida por el estruendo de los vehículos a motor.

En Al Russafi, el único tráfico rodado era el de los carros cargados de troncos ú hortalizas, tirados por caballerías que ilustraban la lentitud de aquel tiempo con sus trotes cansinos. En aquellos domingos de julio el silencio, sin ser objeto de legislación alguna, se enseñoreaba del barrio y, de vez en cuando, ese silencio era acompañado por la música de las campanas de la cercana iglesia.

Música, sí, no ruído, porque los artesanos del bronce, lo combinaban, lo fundían, de modo que el resultado, según fuera la demanda, fueran sonidos, bien agudos, o graves, inspirados, por supuesto, en las reglas de oro del arte musical campanil.

Ahora, producto de los avances de la civilización, aquella paz auditiva se rompió sin remedio hace decenios, pero no puedo entender que aquí, por causa de la denuncia de un particular quien, al parecer se equivocó al elegir un inmueble alquilado cerca de San Nicolás, se hallan silenciado las campanas y los ediles anden ahora ocupados en dar cobertura legal a las reclamaciones de los campanófobos, al parecer atendidas por los jueces, en lugar de dirigir a esta minoritaria población carente de sensibilidad musical, a un centro de rehabilitación donde les enseñen a vivir sin joder a los aficionados a la música.

Lloréns, el artista campanero mas ilustre de nuestra comunidad dió centenares de conciertos elevando el sonido de las campanas a categoría sinfónica. Echo en falta su opinión sobre la extravagancia de las medidas que están tomando nuestras autoridades,legislando y prohibiendo sobre una materia tan sensible y delicada como esta.

Es como si legislaran sobre el sonido de la lluvia. Asociamos las campanas con las iglesias, así que puede ser que la fobia hacia las campanas exprese, en el fondo, las fobias a las iglesias, pero se nos olvida que las campanas tuvieron una función social, de protección y ayuda a la población, pues en tiempos avisaban de los incendios, de los riesgos de los desastres naturales, además de alegrarnos cuando celebraban un día de fiesta, o entristecernos cuando ponían sus toques meláncolicos al servicio de algún difunto.

En todas las noticias que he leído sobre este asunto, los responsables de la emisión del sonido de las campanas, afirman que han reducido su presencia a unos horarios compatibles con la rutina urbana doméstica.

No puedo entender que, además de estas restricciones, alguien esté pensando en colocar una funda de goma, una sordina, a las campanas, alterando la esencia de su sonido original cuidado por quienes las fundieron con fórmulas ancestrales, para obtener el mejor sonido.

La sordina está bien para determinados instrumentos, en los clubes de jazz, pero todo este lío que se ha armado alrededor de las campanas solo demuestra una cosa, que nuestros jueces están locos, al atender demandas minoritarias de unos extravagantes que atentan contra un arte milenario, solo porque no se acostumbran, ni quieren entender, la belleza de su sonido."

En fin. Campanas con condón.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 7 02 17.

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