"Hay un clamor entre todas las personas formadas, informadas, que tienen opinión y la manifiestan en todos los medios de comunicación, salvo que estén en nómina en RTVE, en cuyo caso, si tienen opinión sobre los recientes abusos institucionales que se registran en este malherido Estado sin derechos, la meten en un agujero porque cuando firmaron
su contrato de servicios, la ética, profesional o no, no figuraba en las cláusulas contractuales.
Sigo ese clamor desde hace días pero, hasta hoy, no había visto impresa una expresión tan rotunda para denunciar lo que está pasando con el gobierno del PP, y sus cómplices, en relación con nuestros órganos de justicia.
'Brutalidad Institucional' es la expresión empleada por José Luís Villacañas, Catedrático de Filosofía, y la repite varias veces, en la 3 de 'Levante', que he comprado en el quiosco después de un intercambio insulso sobre asuntos de cocina con Isa y Cármen, en la terraza de la Fuente, para expresar su opinión indignada ante el ataque a la división de poderes que se registra desde el partido en el poder, en una situación que califica de 'eterno retorno', una evocación de los peores tiempos de nuestra experiencia pre democrática.
La cuestión que nos debe preocupar de la brutalidad, sea o no institucional, es si es contagiosa.
Fijense en lo que aparece en un recuadrito de la primera de 'Levante', 'La Patronal CEV reclama la intervención del Ejército si la estiba bloquea los puertos'. Pero que brutos sois, tíos, no queréis, o no sabéis negociar, y llamais al Ejército? Aunque también hay que considerar que, aunque lo niega, al representante de los estibadores se le atribuye aquello de 'vamos a reventarlo todo'. En cualquier caso, llamar al Ejército, en lugar de tratar de resolver un conflicto con la mediación, parece confirmar lo del 'eterno retorno'. A todo esto, a Aurelio Martínez, Presidente del Puerto, no le oigo decir nada, igual es que me estoy quedando algo sordo.
Con el asunto de Catalunya tenemos tres cuartos de lo mismo, sordera absoluta, sobre todo del partido popular, que no quiere saber nada de diálogo, si no nos escuchamos unos a otros, al final aparece la brutalidad, como en algunos entornos domésticos.
Porque están comenzando a aparecer reacciones brutales, violentas, homicidas, por parte de víctimas de la violencia doméstica. Brutalidad, al parecer, contagiosa.
Y es que, si las instancias políticas no dan ejemplo de su respeto a la división de poderes, si sustituyen la ética por la brutalidad, no debemos esperar que las gentes de a pie cultiven el respeto por las leyes y por la no violencia, aunque no exista, no pretendo decir eso, una relación de causa efecto entre una cosa y otra.
Brutalidad es, en un intercambio dialectal, que una de las partes responda a otra con un puñetazo, porque no le gusta lo que ha dicho. Brutalidad es llamar al Ejército para resolver un conflicto, brutalidad es manejar los asuntos judiciales desde el gobierno sin ningún respeto por la separación de poderes.
Brutalidad, visto en Internet, es, entre otras cosas, actitud violenta y desmedida, exceso, enormidad, actitud brutal muy violenta o desmedida, falta de razón o exceso desmedido en afectos y pasiones...
Ante estas definiciones, se podría argumentar que la pasión crítica de Villacañas es, también, brutal, que podría haberse
contenido y calificar la política de justicia del PP de 'desmesura', pero no, no parece suficiente y, además, 'desmesura'
es algo cursi, no?."
Me adhiero a la opinión de Villacañas, brutalidad, si, con el agravante, además, de que parece contagiosa.
En fin. Brutalidad.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 02 17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario