miércoles, 8 de febrero de 2017

TIRSO

"Ayer asistí a clase en el Aula de Teatro. Últimamente, esas sesiones se parecen unas a otras, porque estamos ensayando una obrita para representarla el próximo mes de marzo, además de los ejercicios corporales y vocales fijos, que se repiten cada día, pero ayer hubo una novedad, además de las rutinas cotidianas se dedicó una parte de la clase a Tirso de Molina, un autor teatral nacido en el siglo XVI cuyas obras fueron representadas en pleno Siglo de Oro.

He contribuído brevemente a glosar la figura de Tirso con lo poco que he leído de él en Wikipedia, pero lo que más asombro me ha causado es descubrir que el tal Tirso fué, en realidad, Fray Gabriel Téllez, y descubrir tras leer sus andanzas que su agitada vida y su obra teatral no estuvieron nada mal, sobre todo tratándose de un cura, que no solo estuvo en riesgo de ser excomulgado, sino que fué desterrado a Sevilla, aunque al final de su vida fué rehabilitado y gozó del respeto merecido por su edad, aunque, no tanto por su trayectoria más jóven y audaz, de la que hay que destacar que fué alumno de Lope de Vega.

Todavía más curiosa es la relación entre este cura dramaturgo y el mito de Don Juan  y algún concepto de la ética calvinista , 'El condenado por Desconfíado', que deslizó en la moraleja de sus obras.

Autor de comedias de enredo escribió,  además, entre otras, Don Gil de las calzas verdes, El Burlador de Sevilla o el convidado de piedra, y fué al parecer, un autor "que dió profundidad sicológica a los personajes femeninos, que fueron protagonistas de sus obras literarias."

Viajó por muy diveros lugares de la España de su época, estuvo en Santo Domingo, y yo diría que, al final, para escapar del destierro de Sevilla y la amenaza de excomunión, se decantó por acomodarse a la moral de los poderosos, para evitar males mayores y dedicó sus años de estancia en un convento a escribir la Historia de la Orden Mercedaria.

No está mal, para un cura, no?, de quien no se sabe muy bien cuando nació, ni si fué hijo natural, o no, de algún noble de la época.

No sé porqué rara asociación de ideas, la figura de este cura dramaturgo, me hace evocar la de Alvaro Nadal, actual ministro de la cosa energética. Será porque he visto sus declaraciones, predicando resignación cristiana a los usuarios de las Eléctricas. 'Hemos de acostumbrarnos a las subidas de la luz', algo así ha dicho.

Este h. de la gran p., es evidente que, como Tirso, que buscó acomodo en un convento al final de su vida, está buscando ya su retiro en los sillones de algún oligopolio, junto a otros colegas suyos que han hecho del amparo energético la solución de su ocaso político.

Bien es verdad que ningún ministro de lo energético, antes, ha disimulado siquiera un poco estar al servicio de las grandes compañías, en lugar de al servicio de los ciudadanos, pero ninguno como Alvaro Nadal había tenido el cinismo de apelar a nuestra resignación cristiana en asuntos tarifarios, lo que parece indicar que su formación, sea acádemica, o ética, tiene los mismos origenes que la figura de Tirso.

Con Tirso, quien más quien menos, se ha divertido con sus entremeses teatrales, este Alvaro, solo merece que le demos puerta cuanto antes, en la primera ocasión electoral, aunque él, claro está, ya se ha asegurado con sus declaraciones, 'per si de cas', para que no queden dudas de su sumisión al poder oligárquico, lo de la puerta giratoria."

En fin. Tirso.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 02 17.

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