miércoles, 1 de febrero de 2017

EL CAMBIO

"El cambio, sea, o no, climático, es lo que marca la historia humana desde los tiempos más remotos. De no ser por la evidente existencia de los cambios en la actividad humana y en el entorno físico donde ocurre, aún estaríamos en el Neolítico criando cabras y eligiendo nuestros primeros asentamientos agro pecuarios y tribales.

Determinados especímenes como Donald Trump o Esperanza Aguirre, cada uno con su estilo personal, el uno xenófobo, la otra, coleccionista de ranas, a las que no distingue de los humanos, a juzgar por su talento para reclutarlas para la cosa pública madrileña, pese a su aparente 'liberalismo', constituyen dos claros ejemplos de resistencia al cambio, con su insistente preferencia por la civilización de cazadores recolectores, pues, cualquier forma de pseudo socialismo, no ya el socialismo que condujo a la humanidad a un cambio más solidario en las relaciones humanas, sino, incluso, el remedo de mala copia que se estila ahora, les parece, a ellos, una involución, contraria a sus expectativas para el libre mercado que, para ambos dos, consiste en zamparse ellos y sus afines, todo el mercado, dejando las migajas para el resto.

Casi todo en la vida de los hombres es cambio. Desde que nacemos, los cambios fisiólogicos se manifiestan en nuestras vidas individuales de un modo tan notorio, que parece mentira que todavía existan individuos que niegan el cambio, no digamos el cambio climático, que Tramp atribuye a una conspiración china para hacerse con los mercados, y el imbécil de Rajoy, que siempre llega tarde a todo, catorce años le ha costado aceptar lo del Yak 42,  no hace tanto, citaba en sus declaraciones a su primo el meteorólogo, otro capullo negacionista. Se ve que su filosofía es, negarlo todo hasta el final.

No me quiero centrar en el cambio político, en la resistencia a ese cambio, sino que me apetece dedicar esta página de hoy, uno de febrero, a lo que ha sido el mes de enero, en el aspecto meteorológico, en la comunidad valenciana, el lugar donde vivo y que, como tantas otras cosas, también está sujeto a cambios.

Por resumir la cosa, sin ánimo de ser exhaustivo, el enero de este invierno, aquí, se ha caracterizado por episodios, no extraordinarios, porque cada vez serán más frecuentes, según todos los datos, sino extremos, cuyas consecuencias hemos podido apreciar, no solo por medio de las imágenes televisivas, sino, cada uno, desde su propia experiencia personal mas próxima, cercana.

Playas destrozadas, --no es la primera vez, pero si la primera vez que la Casbah, en el parque natural de El Saler, se vé afectada hasta el punto de requerir evacuaciones. En el interior, árboles tronchados, torres eléctricas desmochadas, nieve --algo normal en invierno pero no siempre con las mismas cotas y con la extensión de este año --a mi me ha permitido practicar deportes de invierno, como el asado de chuletas en la chimenea de la casa de la sierra-- coches arrastrados por torrentes fluviales desbordados -aunque aquí, la ríada más histórica data de 1957, y no ha habido otra porque se hicieron las necesarias obras de igenieria para el desvío del cauce del Turia, que pagamos a escote con aquel sellito del Plan Sur.

Los meteorólogos bien informados están comunicando todo el rato, que no estamos ante sucesos extraordinarios, sino ante episodios extremos cada vez más frecuentes. No es lo mismo, lo extraordinario no se suele repetir con frecuencia, lo extremo, como estamos viendo, sí.

Que, ante una situación objetiva como los efectos en el clima de las actividades humanas, un tipo como Trump diga que eso son cosas de los chinos para joder el liberalismo empresarial usa es para reirse, si uno lo prefiere a llorar por el hecho de que un representante de la estulticia humana gobierne la mayor democracia del mundo.

El otro día escuché a Carmena unas declaraciones, que coinciden con una página mía del blog, en las que mostraba sus reservas porque un tipo como Trump haya accedido democráticamente al poder, evocando el proceso por el que los totalitarismos llegaron al poder por la misma vía en la Alemania de entreguerras.

La señora Aguirre, con la imprudencia  que le caracteriza, ya que no distingue a las ranas de los humanos, contestó esas declaraciones negando las evidencias y haciendo, como de costumbre, una loa neoliberal que, en su caso, desde su ignorancia histórica y literaria --estoy seguro de que no ha leído a Erich Fromm, 'Anatomía de la destructividad humana'-- confunde la defensa de las libertadaes públicas, con la sociedad cazadora recolectora a la que ella, como Trump, pertenecen, sin saberlo.

Espero que febrero, más corto que enero, será también menos abundante en episodios extremos, esos episodios, cada vez más frecuentes, aunque no extraordinarios, que las revistas de ciencia hace décadas que vienen anunciando, después de las visitas de los oceanógrafos y científicos a las zonas del planeta más sujetas a cambios por las consecuencias de ciertas actividades humanas, que presentan datos de temperatura, de hielos, de deshielos en determinadas zonas, y que, después de sus investigaciones, llevan décadas avisando de lo que puede pasar, de lo que pasa, sin por ello desconocer que, por ejemplo, la actividad solar, tan ajena a causas humanas, es un factor que, cíclicamente, tal vez puede llegar a tener una mayor influencia en el clima que todas nuestras torpezas.

Cuando se trata de entender este asunto, conviene recordar que, antes de que circulara este concepto, el cambio climático, el Támesis estuvo congelado, y en su superficie helada se celebraban mercados, pero esto no es un argumento, me parece a mí, como tampoco lo es el de la actividad solar, para negar que algo está pasando, y que precisamente sucede, en buena medida, a causa del modelo de crecimiento industrial con energías sucias que venimos practicando desde que se inició la Revolución Industrial.

Negar esta evidencia es estúpido, pero hacerlo como lo hace Trump, mientras le aplaude Aguirre, dos supuestos ultras que se consideran a si mismos liberales, es comportarse como unos homínidos anteriores a la revolución neolítica.

En mi opinión, Carmena se ha quedado corta al describir los riesgos para la democracia que suponen Trump, y su ferviente admiradora, Aguirre.

En fin. El Cambio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 02 17.

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