domingo, 6 de agosto de 2017

EL INTERCAMBIO

"Es indudable que sin los beneficios del intercambio todavía seríamos un grupo tribal radicado en algún lugar remoto y apartado del planeta. No parece menos cierto que los excesos, en cualquier actividad humana, hacen aflorar los componentes negativos, por ejemplo del intercambio, que tienen solución si se afrontan adecuadamente.

En nuestro tiempo, sobre todo por aquí, por los países del sur de Europa, si hemos de atender a las noticias, a las cifras, que se nos dan, el intercambio de viajeros está ofreciendo un incremento brutal, por lo que empiezan a aparecer los conflictos derivados de ese exceso, o más bien, del modo en que las administraciones que podrían hacerlo, encaran, o no, los efectos externos en determinados lugares de ese fenómeno.

No parece que sea un buen modo criminalizar las protestas de los sectores afectados, jóvenes, vecinos, silenciando las causas que las justifican, dejando aparte, claro, actividades violentas, en lugar de reconocer la raíz del problema, la excesiva masificación, la tolerancia con aquellos especuladores extranjeros que controlan ya algunas zonas de conflicto.

Cuando se celebran triunfalmente los incrementos en el número de viajeros que nos visitan, se suele obviar que ese incremento se dá, en buena parte, a costa de la huída de los turistas de las zonas de conflcto, Egipto, Túnez y tantas otras, países que han perdido buena parte de su atractivo, a causa de las políticas del orden internacional, que al parecer están premiando a unos y castigando a otros.

Dá un poco de vergüenza ajena escuchar a mandatarios de algunas auutonomías que, de paso que criminalizan las protestas,llaman a los viajeros para que acudan a su comunidad. Hombre, sabemos que vivimos en un entorno capitalista, la competencia, las ventajas del intercambio, todo eso, pero una cosa son los parámetros del negocio global, y otra la desvergüenza desatada de algunas declaraciones.

No resido en Magaluf, ni cerca de las Ramblas o en San Antonio de Ibiza, sino en un barrio de Heliópolis, no lejos de la Ciudad de las Artes, con una afluencia moderada de turistas, cuando voy al centro, me encanta el aluvión de tipos, más o menos pintorescos, que lo llenan, como llenan los autobuses con destino a las playas o a los museos, así que no opino de primera mano porque aquí, hasta el momento, no observo ningún fenómeno derivado del intercambio de viajeros que pueda calificarse de conflictivo, aunque es cierto que los alquileres en ciertos barrios están subiendo y eso es un quebranto para las economías menos boyantes de los pobladores de la zona.

En resúmen, no percibo, desde aquí, personalmente, los inconvenientes de los excesos en el intercambio de viajeros, lo que no obsta para que intente entender, desde la distancia, las razones de las protestas y la actitud inadecuada de algunos frente a las mismas, pero, hoy, es otro aspecto del intercambio lo que me tiene fascinado.

He bajado a La Fuente, porque el Maravillas ya ha cerrado y, despues de tomar un café con hielo, cuando ya me iba, allí estaba Cármen, junto a una mesa de la terraza, a quien he dedicado varias páginas del blog, con la que no hablo hace mucho tiempo.

Hemos intercambiado unas mínimas palabras. --Estás bien? --Bien gracias --Hasta luego.   Este breve, brevísimo, intercambio, me ha sabido a gloria y me confirma en la idea de que, de no ser por el intercambio, aún seríamos un grupo tribal confinado en algún lugar apartado del planeta."

En fin. El Intercambio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 06 08 17.

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