domingo, 14 de julio de 2019

TAPINERÍA

"El viernes, quedamos con Lola y Antoni para el sábado; una salida festiva de tarde noche, tomamos el bus 6 sobre las siete para dirigirnos al punto de encuentro en la plaza del Ayuntamiento, pero llegamos demasiado pronto y hacía tal calorazo, que tuvimos que refugiarnos en el interior del edificio de Correos, Palacio de Comunicaciones, o como se llame.

Me asombró la belleza de esa arquitectura que hace años no visitaba, ¿quien va ahora a correos, en la época de la revolución digital?, la perfección de su cúpula vista desde el interior, la visión parcial de las escaleras que se elevan, incluso, por encima de la cúpula, el perfecto estado de conservación del palacio, y la disposición, en el gran patio circular donde se atiende al público, de numerosos muebles bibliotecas con libros infantiles y para adultos, así como la presencia de bancos en todo el recinto para poder contemplar, sin prisa, toda esa belleza.

Después de cinco minutos de éxtasis, al salir a la plaza, vimos a Lola y Antoni, que acababan de bajar del autobús. Nos dirigimos, por San Vicente, y por detrás de Santa catalina, hasta Tapinería, donde se había anunciado una Feria Gastronómica, con intención de quedarnos allí.

Tapinería es, normalmente, un lugar concurrido, pero tranquilo, donde puedes ocupar un banco público y fumar un cigarrillo mientras escuchas a un músico que, además de callejero, puede ser un virtuoso.

Nada que ver con lo que vimos ayer. Los cocineros se habían apropiado de todos los bancos de la plaza para guisar sus paellas ¿paella por la noche?, las clotxinas anunciadas no aparecían por parte alguna y en cuanto al evento musical fueron cuatro chavales que no paraban de tomar cerveza durante media hora, mientras montaban el sonido y la gente permanecía de pié con signos de impaciencia.

Cuando por fin empezaron a sonar, nos largamos enseguida, porque aquello parecía cualquier cosa menos música.

Para recuperarnos del fiasco, yo propuse, ¿Nos vamos al Botijo? y allí que nos fuimos, tomamos cuatro cervezas y una tortilla de patatas con all i oli, que a Lola le supo a gloria. Total 17 euros, fetén, ¿no?.

Después de El Botijo, fuimos a la muestra de vinos en la plaza del Ayuntamiento, donde también había actuaciones musicales, pero como se acercaba la hora del último autobús y si lo perdíamos habría que esperar el nocturno, Lola sugirió que diéramos la fiesta por terminada y así lo hicimos.

Yo no sé si ha sido lo que bebí anoche, o el café que he tomado esta mañana en la Fuente, pero al subir a casa e intentar tomar medio vaso de leche con la pastilla de litio, un episodio agudo del síndrome de Merkel que padezco, ha concluido con la pastilla en el fondo del vaso, en vez de en mi garganta, y la leche, se ha ido a tomar por culo,en el fondo de la pila.

Ha tenido que ser mi mujer quien me ayudara a tomar el desayuno, después de sugerirme usar una pajita. Como si estuviera ya en una residencia de ancianos.

Voy a tener que ir al médico, de una puta vez, para esto de los temblores, pero no me hago el ánimo."

Un saludo cibernauta (tembloroso)

En fin. Tapinería.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 07 19.

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