"Hoy es 30 de noviembre, diciembre, el mes con más incertidumbres del último medio siglo, está a un pasito de entrar en nuestras vidas. En medio de esa incertidumbre, yo me gratifico con una certidumbre, el próximo día dos, la mujer de mi vida, Encarna, cumplirá setenta y siete años, como yo, de vida ya vivida.
Durante sesenta años hemos compartido nuestras vidas, primero en la etapa pre matrimonial, luego, ya, de casados. A los diecisiete años compartíamos las tardes domingueras en reuniones de amigos y desconocidos celebradas en algún bajo del barrio alquilado al efecto, amenizadas con un tocadiscos prestado para un día y una selección de discos de vinilo.
Bolero, pasodoble, tango, cha-cha-cha, twist, esas cosas de la época, alegraban nuestras tardes de domingo, antes de que los Beatles llegaran a nuestras fronteras. Recuerdo que, en el pasodoble, me gustaba adoptar una postura torera, moviendo el brazo para acompañar los movimientos de Encarna, aunque lo hacía sin mala intención.
Los años que cumplimos, la vida ya vivida, no los tenemos, porque ya los hemos gastado, los que tenemos no sabemos cuantos son.
Estos días, no se si influído por los telediarios, he pensado demasiado en el fín de la vida que, también, es incertidumbre. ¿Quien se irá antes de los dos?
No lo sé, pero me he imaginado a Encarna en su lecho de no vida, la tomaba de la mano y juntos bailábamos la danza de la vida, o de la muerte, como último ritual de nuestra dilatada y feliz vida juntos, desde que acudíamos a las reuniones domingueras, luego cuidando a nuestros hijos, dos de ellos han dicho que vendrán esta tarde a vernos y, de paso, a instalar de nuevo Netflix en la tele que, desde que hemos cambiado de compañía, no lo vemos.
¿Que es la vida? ¿Una aflicción?, ¿Un paréntesis entre dos estados? ¿Una experiencia temporal y, por tanto finita? ¿Una oportunidad única para conocer a la mujer de tu vida y compartirla con ella?
Debe ser todas esas cosas y muchas más que ignoro pues, yo, no soy Pérez Galdós, ni aquel filósofo de los años treinta, cuyo nombre ahora no recuerdo. Solo soy un ladronzuelo infantil, aquel que robaba frutas y hortalizas de los carros de los agricultores, que creció y nunca más atentó contra los bienes ajenos."
Encarna, feliz cumpleaños, que cumplas muchos más, que yo me vaya antes que tú, y seas tú la que me tome de la mano para bailar la danza de la vida
Un saludo cordial a los usuarios que se acercan por aquí, cumplan los años que cumplan.
Chao, pibes.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 11 20