"Hoy no he bajado al Maravillas, por el fresquito. Me he calzado una gorra y he bajado al Cantonet, a por la prensa y un euro de Pictolín sin azúcar.
Luego de la lectura de la prensa y después de que Encarna, la mujer de mi vida, acabara sus tareas con la lavadora, hemos bajado a dar una vuelta por el barrio.
En el barrio, hay varios contenedores de esos anaranjados, con la función de recoger ropa usada. Siempre que deambulo junto a alguno de ellos, me llama la atención esa inscripción en lengua vernácula "Roba i calçat". Me parece una incitación a forzar el contenedor y robar un par de zapatos viejos, especialmene hoy que las aceras siguen encharcadas por el tormentón de ayer, y apetece proteger los piés con un par de zapatillas de paño, de esas de los años cincuenta.
Que levante la mano quien, a los siete años, en los años cincuenta, no se comportara como un ladronzuelo infantil, robando alguna hortaliza o fruta de los carros de los agricultores, o algún trozo de madera de los carros cargados de troncos, para construirse un patinete.
Ya de adulto, no recuerdo haber robado nunca nada en el supermercado, pero Encarna me contó que una vez, en una visita al Corte Inglés, acompañada por Soria y la murciana que compartían empleo en una guardería, la murciana se guardó un sujetador en el bolso, lejos del alcance de las cámaras de seguridad, mientras sus compañeras, afectadas por la vergüenza, insistieron en salir corriendo de allí.
La murciana debía tener ya una cierta experiencia pues, además de vender churros en las ferias murcianas, su marido se dedicaba a los robos en los campos del Camp de Turia.
Chapoteo con las zapatillas viejas extraídas del contenedor, como si aún tuviera siete años, ¿Será esto un síntoma de mi eterna juventud, a la que aludí en la página Talento Jóven, o solo un acto de desvergüenza propio de mi descabalada senectud?
La misma senectud que anoche, cerca de las doce, me hizo derrumbarme en el sillón, para liberarme de la ansiedad que me produjo jugar tres partidas al Rummy, con Encarna, Lola y Antoni, entre la cena y la pos cena del viernes, o sería la resaca del Blancauvas, no sé..."
Un saludo afectuoso a quienes visitan este blog, hayan sido, o no, ladrones infantiles, tengan, o no, esposas que hayan vivido algún episodio de robo en El Corte Inglés, o en cualquier otro lugar del planeta, en cualquier época, a cualquier edad.
Chao, pibes.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 11 20
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