martes, 12 de junio de 2007

CINCUENTA

Esta es la entrada número cincuenta del Blog de Lohengrin, y he decidido dar una fiesta virtual por todo lo alto en la mejor playa de Madagascar. Están todos invitados. Mi viejo Espasa contiene tres páginas de información sobre la geografía Malgache, pero no voy a cansar a nadie con descripciones inútiles, cuando cualquiera puede teclear una palabra en Google y situarse en el escenario festivo.

Imaginen una luna enorme que desciende sobre el canal de Mozambique, con la clara intención de participar de la fiesta. una temperatura de veintiún grados y las sombras de los cocoteros descolgándose desde las alturas habitadas por guacamayos rojos y azules, aves del paraíso y, porqué no, esa ave carroñera que come desperdicios y es el símbolo del partido popular, --que curioso, no?-- la gaviota.

Apenas se escucha el suave rumor de las aguas sobre la arena --tu eres para mi la arena, y yo para ti la mar. Ahora, lo primero que debemos hacer es poner un cartel en la playa prohibiendo el acceso a tipos como Julio Iglesias, los de Eurovisión y sus homólogos de ese festival latino que no se como se llama.

A continuación, sentados bajo los cocoteros, debatimos a que artistas vamos a invitar. En mi opinión, Kruchenko es imprescindible, --conozco a Raúl, el batería-- pero esto es solo una sugerencia, la decisión la agradecería en forma de comentarios. También propongo a Sabir. Los he visto actuar y me han gustado. De Demachena y Amores no tengo referencias directas, solo se que han sido invitados a actuar en Etno Music, en la Bene, de Heliópolis, lo mismo que Chécara, Mara Aranda y Babolé. Urbania Ruralia y La Romántica del Saladar, me temo que no están disponibles pues están contratados para actuar en el mismo lugar en la noche de San Juan.

Supongamos que, después del oportuno debate democrático, ya hemos decidido a quien invitamos y han aceptado. Lo siguiente es, claro está, la logística.

El acceso hasta la isla, no es problema, yo me encargo de fletar un crucero para los amigos blogeros, los músicos y los polizones.. Por supuesto, a bordo se servirán mojitos, caipirinhas, caviar de hígado de rape y otras fruslerías. Las bodegas irán bien provistas de barriles de ron, ginebra, aguardiente con pimienta de los Alpes italianos, marc de champagne, orujos varios, y cualquier otra sugerencia que sea depositada en el buzón de los comentarios. Quedan excluidas las litronas, pero se admitirán cervezas de abadía, siempre que su calidad haya sido fehacientemente probada en algún convento de clausura.

El responsable de todo el aparataje, iluminación, sonido, proyecciones, escenarios y otros efectos especiales, será Jordi Arnal, a quien desde aquí emplazo para que nos envíe un proyecto detallado y competente, con el fin de que sea aceptado colectivamente por los participantes en la fiesta.

Me parece imprescindible que Rita Barberá, alcaldesa de Heliópolis, utilice sus contactos en el gremio pirotécnico y nos facilite unos fuegos artificiales a la altura de la grandeza de la fiesta. Si alguien tiene trato con ella, que se encargue de persuadirla para que así sea.

Mas o menos, creo que lo tenemos todo. La playa está a rebosar, el barco permanece amarrado a cierta distancia. Los escenarios están montados. Los proyectores de láser envían haces de luz por encima de nuestras cabezas. El tamaño de la imagen lunar ha crecido y sus nalgas se bañan en el mar. Voluntarios de la cruz roja aparecen en formación, detrás de los barriles de licor. En lugar de los distintivos habituales llevan una chaquetilla blanca, y su número asegura un servicio cómodo y suficiente a los asistentes.

Salta al escenario el cantante de Kruchenko, que abre la actuación con su magnífico acento francés arrastrado, que es congruente con la influencia de la cultura francesa en la isla. Entran las guitarras, la batería y el acordeón y enseguida todo el mundo se lanza a danzar, mas o menos frenéticamente, según su personal estilo.

Hay que prever una duración del evento desde las cero horas hasta el amanecer, por lo que la provisión de bebidas será proporcional a las necesidades con una asistencia, digamos, de quinientas personas.

Los fuegos se dispararán antes del amanecer y predominarán los colores verde y rojo, que son los de la bandera de Madagascar.

El servicio de orden procederá de entre los propios invitados, que se turnarán para ejercerlo, solo en caso de verdadera necesidad. La posta de socorro estará a cargo de los voluntarios de cruz roja que no ejerzan de camatas, y entre los cocoteros, discretamente situados, pero visibles, se instalarán expendedores de preservativos con sabores variados.

La fiesta culminará con el saludo al sol y antes del regreso, se dejará un tiempo razonable, digamos entre seis y diez horas, para el descanso, la holganza, o las relaciones interpersonales.

Un grupo especial se encargará de verificar que todo el mundo embarca, sea cual sea su estado, para no interferir en sus obligaciones cotidianas, salvo aquellos que deseen solicitar asilo político a las autoridades Malgaches.

Esto es todo. Serán bienvenidas las opiniones sobre los grupos musicales que cada uno invitaría, las bebidas que prefiere y las delicatessen que le gustaría encontrar en las bandejas de servicio.

Muchas gracias. Espero celebrar las cien entradas con todos vosotros.

Lohengrin. 11-06-07

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