jueves, 28 de junio de 2007

EL ESTRÉS DE LOS CARACOLES


John y Barth viven con el resto de sus compañeros en el terrario, pero a diferencia de ellos, que son hermafroditas, de una sexualidad autosuficiente, tal vez debido a una sustancia química deslizada por azar en su alimento, una mutación hormonal está en trance de convertirlos en seres de sexualidad dependiente, es decir, que deben buscar a su pareja para satisfacerla, y eso les produce mucho estrés.

En una encuesta realizada por mi, mientras tomaba café en el Maravillas, sobre una
población de tres jóvenes en edades comprendidas entre los veinte y los treinta años,
he obtenido la evidencia de que, ahora mismo, los asuntos que mas les interesan son,
el fútbol, el sexo y el hábitat, por ese orden.

No es una encuesta representativa, por lo exiguo de la población consultada, pero tampoco yo me siento representado en otras, porque en mas de sesenta años de vida, nadie me ha consultado nada sobre tal o cual cosa. ¿Han notado que en esas encuestas que publican sus contundentes resultados en los grandes periódicos, acompañados con profusión de gráficos y flujogramas, nunca le preguntan a uno? ¿Existe una población, siempre la misma, que vive exclusivamente de contestar encuestas, bien a través de Internet, mediante cuestionarios escritos o llamadas telefónicas? ¿Hay vida mas allá del fútbol y la política?. En fin.

Los caracoles nacen con sus necesidades de hábitat y sexo ya resueltas, a diferencia de los humanos. En cuanto al fútbol, no figura entre sus aficiones. Un estudio detenido de la conducta de los caracoles revela que la competición deportiva no está ausente de sus costumbres, solo que a diferencia de los humanos, que compiten para llegar los primeros, ellos lo hacen para premiar al mas lento. ¿ Es la lentitud de los caracoles una consecuencia de que la persecución de la pareja sexual no está entre sus prioridades?

¿La autosuficiencia de su sexualidad es una necesidad biológica determinada por su lentitud? ¿Porqué esa especie ha hecho de la defensa pasiva frente a los depredadores su característica mas singular, junto a otras especies de concha, caracola o caparazón?

¿Se trata de una especie relicta, apenas evolucionada desde que salió del mar, que no ha sabido o no ha querido adaptarse mas que lo justo a la vida terrestre?

¿O por el contrario, las células de su tejido viscoso contienen alguna forma de inteligencia superior que ha encontrado en la preservación de la lentitud la mejor defensa contra el estrés que sufren las demás especies.?

Esa estrategia de defensa pasiva se ha revelado eficaz con la mayoría de los depredadores, pero no puede evitar que los humanos los pongan a cocer, con cáscara y todo.

Pero eso no demuestra las limitaciones de esa especie, sino la condición destructiva de los humanos, que parece que han nacido con la vocación de convertirse, si tienen tiempo para ello, en la única población sobre la tierra, antes de desaparecer ellos mismos.

Vaya, demasiado apocalíptico me ha salido, no?

Pero volvamos a John y Barth. La pérdida de su autosuficiencia sexual, por un azaroso
agente químico, les aleja de un patrón de conducta que los de su especie han mantenido
durante millones de años. Esa pérdida, los humaniza. Es probable que evolucionen, debido a la necesidad de la persecución sexual, hacia la caza, que son dos actividades conexas, lo que, inevitablemente, les conducirá a una velocidad vital mayor. En ese proceso, aparecerá, sin duda, la necesidad de dotarse de extremidades para ser mas veloces y finalmente, abandonaran el hábitat de su cáscara.

En ese estadio de su evolución, ya estarán listos para jugar al fútbol, perseguir a su pareja, buscar una casa en alquiler, sufrir de estrés y contestar las preguntas que yo, desde mi concha de viejo caracol, les formularé mientras tomo café en el Maravillas, en espera de que comience el próximo partido de fútbol.

Lohengrin. (versión revisada) 28-06-07

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios