La guardia engalanada con su uniforme de fiesta, con cascos y penacho de plumas, monta dos caballos de gran alzada, uno tordo el otro bayo, mientras el público espera la salida de la comitiva que, al son de una banda de música de viento, paseará las calles en honor del santo que fue torturado y muerto, según cuenta la tradición local.
La gente toma el sol en la plaza, esperando sin prisa que terminen los preparativos para el desfile del santo, ignorando que en el interior de la catedral hay un conflicto de protocolo, pues los canónigos catedralicios imponen a una asociación de devotos del santo un lugar relegado en el desfile, como castigo a sus veleidades con políticos de partidos de izquierdas, pero hoy la gente no entiende de izquierdas y derechas y ajena a los asuntos que se tratan dentro ofrece un semblante feliz, típicamente californiano, entre los naranjos de la plaza, el sol que lo ilumina todo con generosidad y el bullicio de ese espacio urbano en el que tenemos el privilegio de estar vivos.
La banda de música se prepara y, contra lo que uno podría esperar, en lugar de interpretar el himno de Heliópolis, arranca con el himno nacional y, después de ese breve momento, se dispersa y desaparece, mientras la procesión inicia su salida con los canónigos al frente y los devotos veleidosos relegados al último lugar. Todo es muy desangelado y soso, no hay músicos que acompañen el desfile, y las gentes se van, unos a visitar la capilla del santo, otros a las cafeterías próximas, los niños a dar de comer a las palomas.
En la plaza de
El sol del invierno es el protagonista absoluto en esta mañana de falsa primavera y cuando levanto mi copa colmada de dorada cerveza fresca sentado junto a una mesa en la cafetería cercana, doy gracias al santo que llevan tambaleante sobre las andas, por haber nacido y por vivir aquí, en Heliópolis, este lugar con vino, naranjos, sol y playas, tan semejante a las tierras californianas. Un verdadero privilegio.
Pueden venir a visitarnos. El aforo es ilimitado y la entrada gratuita. No se lo pierdan. Heliópolis.
Lohengrin. 23-01-08.
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