miércoles, 30 de enero de 2008

NEUROECONOMÍA

Un neurocientífico, Antonio Damasio, ha introducido un concepto nuevo en el campo científico del que se ocupa, según cuenta hoy el diario “Levante” en su página 17. Se trata de la neuroeconomía, que no trata, como podría parecer, del uso de los recursos cerebrales, de los costes y beneficios para el usuario de su funcionamiento, sino de ciertas conductas de consecuencias económicas negativas para el sujeto, asociadas con alteraciones del cortex prefontal, que no sé lo que es, aunque intuyo que es una parte del cerebro en la que se cuecen procesos que tienen relación con la toma de decisiones.

Al parecer, las personas que han sufrido daños en ese cortex cerebral debido a un ictus, a ciertos tumores, han sufrido lesiones cerebrales en accidentes de tráfico o padecen ciertas psicopatías, --como se ve, el abanico es muy amplio—según Damasio, estarían mas predispuestas a actuar contra sus propios intereses económicos y los de las personas de su entorno.

Damasio lo explica así, “para que el cerebro funcione se necesitan diferentes conexiones, si se lesiona una parte, se tiene que reestructurar el resto y esto es lo que ocasiona ese problema de decisión financiera errónea

No pueden ser mas oportunas las manifestaciones de este profesor que intervino ayer en el VII simposium de psiquiatria que se celebra en Heliópolis. Gracias a el, podemos comenzar a entender la extraña conducta del broker de la Societé Generale que tanto nos desasosegaba, el que ha producido un agujero de 5.000 millones sin quedarse un duro.

Por no hablar de la propuesta socialista de los 33 euros al mes a descontar de las retenciones –de aquellos que las tengan—para reactivar la economía, o la rebaja de impuestos del partido conservador, mas de lo mismo. Ahora sabemos que esos despropósitos se deben al córtex, que no funciona bien. Algo es algo.

Aclara el profesor que “…a la hora de tomar decisiones, la gente está muy influenciada por sus emociones; en ocasiones la falta de emociones puede ser una desventaja…pero en otro contexto (el de la economía) puede ser ventajosa”

Podemos aventurar que la adrenalina que genera en los candidatos el estrés de la campaña electoral, tal vez aumenta considerablemente su flujo emocional y ahora, gracias a la neurociencia, sabemos que eso no es bueno para la toma de decisiones, de las que deberían abstenerse, delegándolas en sus especialistas, que suelen ser más cerebrales y menos emocionales.

Por otro lado, esa formulación científica de la neuroeconomía, confirma algo que ya intuíamos, que son las fuerzas caóticas, irracionales y por tanto emotivas, las que impulsan ciertas tomas de decisiones, aunque Damasio las observa solo desde un punto de vista de patologías muy concretas, pero yo no estoy seguro de que ciertos políticos de los que no consta que sufran esas patologías, no estén afectados por otro tipo de carencias que dirigen su conducta hacia la irracionalidad.

Como el psicoanálisis ya no está de moda, hasta el punto de que ese tratamiento ya no se incluye entre los que ofrece la sanidad pública, nos quedamos sin saber si alteraciones emocionales que no tienen su origen en lesiones orgánicas, podrían afectar al sujeto hasta el punto de generar esas conductas erróneas identificadas por el profesor Damasio.

Si observamos las decisiones tomadas por algunos políticos en los últimos años, en particular George Bush, del que podemos suponer que no ha sufrido lesiones orgánicas en el córtex, nos queda la duda de si el concepto de neuroeconomía, y las decisiones erróneas de las que trata, debería ampliarse a otros sujetos, además de a los grupos de riesgo identificados por el neurocientífico Damasio. Ya que es de nacionalidad norteamericana, tal vez debería iniciar un trabajo de campo allí, entre los componentes de los gobiernos republicanos de las dos últimas legislaturas, informándonos en el próximo simposium de lo que ha descubierto. Si el resultado de su investigación fuera positivo, deberíamos ponerlo en marcha aquí enseguida.

Lo que estamos oyendo, viendo y leyendo en la precampaña electoral en España, parece un indicador de que nos hace falta investigar el córtex de nuestros políticos muy a fondo, además de sus traumas infantiles, o lo que coño sea que está influyendo en sus decisiones cada día.

Hasta que concluyan esos estudios, tendremos que seguir sufriendo la irracionalidad de las emociones que proyectan los políticos sobre los ciudadanos, en lugar de los racionales resultados de una toma de decisiones bien sustentada en el normal funcionamiento del córtex, o en un equilibrio emocional a toda prueba.

Lohengrin. 30-01-08.

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