martes, 8 de abril de 2008

SOLO SIETE

La imagen de Francisco Camps, Presidente de Heliópolis, a quien acompaña nuestra mas popular vacaburra, entregando un diploma a Sarcozy acompañado de Carla Bruny, junto al interés por adecentar los solares que habrán de ser el escenario del espectáculo de la Fórmula 1 dentro de pocos meses, muestran con claridad meridiana cuales son las prioridades de su política.


Mientras en otras comunidades la aplicación de la ley de dependencia cuenta por millares a los dependientes y cuidadores atendidos por los gobiernos autonómicos en sus necesidades imperiosas, aquí, en el paraíso de los eventos mediáticos, -cuesta creerlo- son siete. Las sonrisas fotográficas de nuestros mas altos representantes electos, que ayer publicó la prensa, quedan así congeladas en un testimonio de la miseria política que subyace bajo la apariencia del espectáculo.


En otro lugar de este Blog he sostenido, asumiendo que ese punto de vista puede ser calificado de anti democrático, que las mayorías sociales tambien se equivocan. En este caso, es posible que la preferencia mayoritaria de los ciudadanos por esta calaña de políticos que nos desgobiernan, refrendada una y otra vez en las urnas, a despecho de sus actitudes, unas veces insolidarias, otras veces, sencillamente, indecentes, tenga su raíz en la falta de impulso y de credibilidad de una posible alternativa, pero no se pueden subestimar otros factores que explican la contumacia de las preferencias mayoritarias en jalear unas políticas que tienen bastante de demenciales, desde el punto de vista que considera que una de las funciones de la política es la atención a los ciudadanos, en especial, a los grupos sociales mas frágiles.


Los políticos en el poder, suelen contar con instrumentos mediáticos y presupuestarios muy potentes que procuran usar para mantenerlo durante el mayor tiempo posible, pero la trama que han construido los populares en Heliópolis, haciendo de los medios públicos, en especial Canal 9, un instrumento de propaganda, manipulación y autobombo, al tiempo que una herramienta de exclusión de la discrepancia, tiene un precedente muy claro, que hay que buscar en el ministerio de propaganda de Göebels en la alemania nazi, y que nadie se rasgue las vestiduras sin antes hacer un análisis objetivo de las técnicas de manipulación empleadas en ambas situaciones. Con la diferencia de que Göebels solo contaba con la radio y los eventos espectáculo, que tan bien utilizaba.


¿Que tenemos pues, en Heliópolis, en 2.008.? Un aparato gubernamental de manipulación, propaganda y exclusión, una red presupuestaria clientelar, y una oposición incapaz de superar esas enormes barreras, todavía con problemas internos y de falta de cohesión. A mi juicio, las mayorías sociales, en situaciones como estas, carecen de la información suficiente para ejercer un voto crítico, consistente, en primer lugar, porque se les hurtan aspectos de la realidad relevantes para formarse un juicio objetivo de la acción de gobierno, también porque el uso cuasi totalitario del poder político, junto a sus propias inconsistencias, impide la percepción en el electorado de la existencia de una opción de cambio.


Sin embargo, en un sistema de democracia formal como el nuestro, todos tenemos a nuestro alcance hacer un esfuerzo para informarnos. La realidad nos informa cada día, al margen de los canales oficiales, de las noticias de prensa. Basta con pasear por ciertos barrios. Se pueden reconocer las muchas insuficiencias, las deficiencias de atención sanitaria, los entornos sociales conflictivos, problemáticos, desatendidos. La falta de criterio urbanístico está presente en la ciudad, en forma de adefesios arquitectónicos, en nuestras mejores plazas y calles. Todos tenemos algún familiar próximo, o un conocido, entre los miles de personas que reclaman ser atendidos por la política social, pero muy pocos conocemos a alguno de los siete afortunados por la aplicación de una política que mas parece un premio de la lotería, que la legítima satisfacción de un derecho.


De quien es la responsabilidad de esta situación?. Evidentemente, en primer lugar, de quienes, cerrando los ojos a una realidad perceptible con un poco de esfuerzo, ratifican una y otra vez ese ejercicio del poder insolidario, indecente. Es en ese sentido que, aún a riesgo de ser calificado de

anti democrático, sostengo que las mayorías sociales, en ocasiones, se equivocan. Son las mayorías sociales las que crean y destruyen las alternativas, y en ese sentido, son las primeras responsables de mantener en el poder a un entramado de intereses que opera, no en favor de los intereses de los ciudadanos, sanidad, educación, políticas sociales, sino en favor de su propia continuidad, usando a fondo y con habilidad los instrumentos de propaganda, eventos, televisión pública, como nunca antes había sucedido desde los tiempos de Göebels.


Esos tinglados que parecen tan sólidos, y se prolongan en el tiempo en ausencia de una oposición efectiva, suelen descomponerse ellos solos, mueren de éxito. No le arriendo las ganancias a quienes deban recoger su herencia de deuda, excesos, chanchullos y redes de financiación privilegiada.


Lo lamentable de todo esto es que los perdedores siempre son los mismos, los ciudadanos. Me queda el mínimo consuelo, conformista, la verdad, de no haber contribuido a esos excesos con mi voto.


Lohengrin. 9-04-08.




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