martes, 4 de junio de 2013

EL PAISAJE

Me asomo a la ventana, en esta mañana de claridad anticiclónica, veo la avenida cuajada de palmeras, una en particular, con su mano de músico, su rama, toda dedos, pulsa los acordes de la mar cercana (Carner), sacudida por el viento helicoidal de las aspas del helicóptero que trae al Príncipe de Asturias, quien presidirá una ceremonia que estará plagada de Premios Nobel, una celebración de la ciencia, en la que se premiará a los mas destacados aspirantes a ejercerla, mientras el mismo día, el Consell despide a 14 científicos del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, que ha perdido, en cuatro años, el 75% de su personal ('Levante', 16).

Estas ceremonias, no me importa hacer algo de demagogia, se me antojan rituales elitistas que, si bien es cierto que dan premios, tienen como finalidad básica exhibir el interés fingido por la ciencia de quienes dirigen la política, que son los mismos que firman los Eres para destruirla.

'Levante' dedica hoy dos páginas a los sabios comentarios de los premios Nobel que nos acompañan. 'Chu pide regular la fracturación para evitar la contaminación de acuíferos' Medio ambiente, ¿no?. Lo mismo a lo que se dedicaban los científicos despedidos del Ceam. Paradójico, ¿no?.

R. Kronberg, Nobel de Química. Debajo de su foto, el titular. 'Los Nobel tachan de 'error' los recortes de España en ciencia y educación'. Harold Kroto, otro Nobel de Química, 'Los recortes en investigación no son solo malos para la ciencia, son también un desastre para la educación de los jóvenes'. Arber, Premio Nobel de medicina. 'La especie humana no tiene derecho a destruir la riqueza de seres vivos del planeta'

Basta ya de citas, ahora la opinión.
(...)
A estas alturas, no creo que nadie ignore que viajamos en una travesía del desierto de duración indeterminada, guiados por una élite sin brújula que no sabe adonde nos lleva, pero nos repite con insistencia que estamos aquí, en este viaje penitencial, por nuestros muchos pecados.

El último discurso de Rajoy ha insistido en nuestra responsabilidad en los sucesos que nos han traído adonde estamos, por nuestra insana afición a los televisores de plasma y los viajes caribeños. Sr. Rajoy, mi plasma, lo recicló mi hijo Jordi de la basura, y me costó dos euros, lo que valía el condensador que le sustituyó para que siguiera funcionando, aunque no todas las familias tienen un hijo que sepa de electrónica. 

En cuanto a la preferencia por el Caribe, me remito a mis otras aficiones marítimas, que ya expresé en otra página del Blog. 'A la orilla del mar Caspio, me enamoré de Tatiana, una belleza eslovena, que nunca llevé a mi cama, que nunca llevé a mi cama, porque fuimos a la suya, que era mucho mas liviana.' Ya se ve que cambiar de mar, sin hacerlo de continente, no es un gran quebranto para la economía, sea pública o privada. 

El Sr. Rajoy, forma parte de esa élite dirigente a la que me he referido, pero no es el único. Luego está el Sr. Linde, actual gobernador del Banco de España (me cago en tu padre, Linde!) que ha declarado que hay que eliminar el salario mínimo, para que siga cayendo hacia abajo, como si volver a salarios africanos reactivara el consumo y la economía, aunque maquille las cifras del paro

Se de lo que hablo. Mi primer trabajo, a los doce años!, fue retribuido con un salario africano, 200 pesetas al mes por una jornada de ocho horas, como meritorio en una consultoría fiscal. Algo mas de un Euro al mes. Confieso que entonces, yo estaba eufórico, por tener mis propios ingresos a una edad tan temprana. 

Cuando cumplí los catorce, que ya era edad legal para trabajar, vi aumentar mi salario hasta 275 pesetas al mes, comencé a cotizar a la seguridad social y me puse todavía mas contento, pues me ubicaron en un puesto de trabajo desde el que tenía una vista panorámica de las piernas de la secretaria del jefe, que se sentaba frente a mi, pero nada de esa alegría eufórica se traducía en un aumento del nivel de vida, en la economía del país pues, con ese nivel salarial, que da una idea de los salarios que se pagaban entonces, el país era un erial de subdesarrollo y subconsumo, por mucho que mi juventud pletórica me impidiera ser consciente de esa mediocridad.

Ahora llega el Sr. Linde (me cago en tu padre, Linde!), máximo responsable actual de una institución que ya no emite moneda, ni actúa sobre su valor o desvalor, pero conserva la competencia de banco clínico, responsable de la salud del sistema financiero, que ha incumplido reiteradamente, permitiendo excesos y abusos, y se pone a la cabeza de la expedición, por su condición de élite, para esa travesía, en apariencia a ninguna parte, pero que si hacemos caso a sus consejos y recomendaciones, puro discurso neo conservador, sin base técnico económica, nos lleva directamente al abismo. 

Este es el paisaje que he visto esta mañana desde dos ventanas, la que da a la calle, y la de 'Levante' de hoy, pero que he querido contrastar, cuando he bajado a por la prensa, dándole carrete a Mari, la quiosquera, para pulsar la opinión del pueblo. 

Esto es lo que he observado. He comenzado por provocarla con un discurso anti pepero, para conocer su reacción. Su reacción ha sido previsible. Sus argumentos parecían fiel reflejo de un programa de Intereconomía, El Gato... no se que. La culpa de todo la sigue teniendo Zapatero, hay que ver, parece que el tiempo se detuvo en su legislatura. La Estrella es Aznar, cuando gobernó no había paro y demás. De nada ha servido que le recordara lo de la ley del suelo, la burbuja inmobiliaria, el grado de corrupción en el PP valenciano. 

La quiosquera tiene una visión del paisaje radicalmente distinta de la mía. ¿Que paisaje habitamos, en realidad?. No se. 

Sospecho, sin embargo, que esta travesía del desierto que estamos realizando va a ser larga, a pesar de que esta primavera, y quizás este verano, atravesemos un oasis, que no somos quienes seguimos a las élites enteramente responsables, ni mucho menos, de los pecados que se nos atribuyen como pueblo sumiso y obediente que sigue a sus pastores, y que, o cambiamos a las élites que nos dirigen sin brújula, o no llegaremos a ninguna parte.

¿Como va ser posible ese cambio, si la quiosquera, el pueblo llano, está tan satisfecha en su papel de oveja obediente y sumisa, que piensa que la causa de nuestros males está en la demoníaca herencia anterior, no en el modo en que actualmente se administra? No se.

En fin. El Paisaje. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4/06/13.

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