viernes, 21 de junio de 2013

ENTRE DOS CABOS

Antes de viajar a Xàbia, invitado por unos amigos, recibí la visita virtual de los señores secuestradores de sistemas informáticos, que bloquearon mi ordenador con su página infecta y tuvieron la desfachatez de pedirme dinero en concepto de rescate de mi libertad de usuario.

Hace falta ser imbécil para bloquear un sistema operativo y pedir dinero para desbloquearlo. Puestos a dar dinero por eso, uno se lo da a un técnico informático.

Eso es exactamente lo que he hecho y aquí estoy de nuevo, en línea, aunque no niego que me ha cabreado no poder despedirme de los usuarios de la página antes de mi viaje de cuatro días a Xàbia, del que haré la crónica enseguida, después de unos breves comentarios sobre los titulares de los telediarios que he visto estos días, porque mi amigo y anfitrión tiene la costumbre de verlos.
(...)

Entre otras cosas, he visto al señor Rajoy, con su aire de sepulturero, anunciar que ve lucecitas al final del túnel, como Santa Teresa dicen que las veía, debido, según Huxley, a los hongos que infectaban las obleas que tomaba en el convento, aunque levitar, parece que no levitó, pues, según el tertuliano de los viernes con quien comparto mesa en el Mercado de Colón, Ventura Meliá, estaba demasiado gorda para elevarse.

Pero, lo que mas me ha impresionado, es contemplar la risa psicótica del ministro de Hacienda, señor Montoro,que parece tener mas vocación de cómico que de hacendista, al comentar las relaciones entre los empresarios y las administraciones. Al parecer no se presentan a concurso, los empresarios, porque no les pagan, ja..ja...ja. Ya me dirán que tiene esto de gracioso, pues Montoro no podía contener la risa, se lo juro.

Por si fuera poco, cuando compareció Montoro para dar explicaciones sobre las mas de doscientas medidas presentadas, entre otras cosas, dicen, para evitar duplicidades entre administraciones, a Montoro se le hizo la lengua un lío y, mas que explicar nada, lo lió todavía mas, mientras a la Abogada del Estado, Soraya Sáenz de Santamaría, se le escapaba la risa tonta.

Esto, los que nos gobiernan. Luego está la oposición. Rubalcaba se dedica a una retórica cambiante según sopla el viento y da muestras de ser un político gastado a punto de recambio, pero cuando algo se mueve en el partido con un aroma crítico, las lobas que defienden a Rubalcaba acorralan a la oveja antes de que se descarríe y la conducen al rebaño, como hacían con Madina, lo vimos en las imágenes robadas.

Estos partidos que potencian a los piernas mas mediocres se ríen, sobre todo, de nosotros, y, ¿cual es la respuesta de la ciudadanía española ante estas sucesivas y recurrentes tomaduras de pelo?. En mi opinión, solo respuestas sectoriales ante problemas concretos, nunca una causa general contra el mal gobierno y la peor oposición.

Así, hemos visto protestar cuando nos quitan la casa, o los ahorros, o el empleo,  las camas de hospital, o las aulas de un colegio, pero solo a los afectados por esos disparates. Hasta que no se remuevan, de verdad, las conciencias ciudadanas, y el número de manifestantes se cuente por millones, los pastores del rebaño seguirán riéndose de nosotros, incluso en público.

No hace falta recordar las imágenes vistas estos días en Turquía y Brasil, para comprender que solo una movilización masiva y permanente puede poner en su sitio, al gobierno, a la oposición, a la troika que nos debe mas respeto, y al F.M.I. que ni es fondo, ni monetario, ni internacional, solo es un lobby de los ricos de determinados países, que estos días se olvida de sus errores, reconocidos por ellos mismos, e insiste en su política de siempre. Lo único que se puede hacer con el FMI es echarlo de aquí, como hicieron en América latina para poder prosperar.

Ahora, la crónica de Xàbia.

"Xábia es uno de los rincones mas bellos del Mediterráneo, un paraíso entre dos cabos, el de San Antonio y el de La Nao, y su mar tranquilo, excepto cuando lo excita el Levante, es un mundo dormido que refleja no solo el sol del amanecer, sino una historia milenaria que se fraguó junto al imperio romano, cuyos patricios llevaban a sus mesas el Garum, la salsa de pescado elaborada con material de estas costas, y que pujaban en las subastas por el salmón de roca, como ahora se disputan en Sotheby's la propiedad de un van Gogh.

Es una delicia pasear al atardecer por las inmediaciones del puerto, oler la sal del pescado expuesto en la lonja, ver como el sol de poniente amarillea el cercano cabo, detenerse junto a una mesa en un restaurante cercano al mar y tomar una copa mientras los últimos bañistas salen del agua, y disfrutar de todo eso en un ambiente marcado por una temperatura ideal, con una ligera brisa de levante que atempera la rudeza solar.

Llegamos a casa de nuestros amigos, un bungalow situado en el extremo de Cala Blanca, el lunes al atardecer, solo con tiempo para deshacer el equipaje, instalarnos, cenar y pasar una agradable velada en la terraza, rodeada de una espesa fronda de arbustos, pinos y eucaliptus, en una noche de absoluta calma.

El martes no lució el sol, fuimos a por el periódico a la cercana playa de El Arenal, luego dimos un paseo por los alrededores, en un camino flanqueado por arbustos de adelfas y tamarindos, y recibimos una visita, así que el día se nos fue en paseos y visitas, sin catar el agua de mar hasta el día siguiente.

La costa de Xàbia tiene un aire volcáníco, con sus rocas retorcidas por su origen y la erosión marina. Los depósitos de sal se acumulan en los huecos de la roca, pero hay una pequeña cala con un acceso cómodo al mar donde se puede uno bañar. Eso fue lo que hicimos, aunque debo confesar que mi inmersión en el mar fue cuestión de segundos, porque encontré la temperatura del agua demasiado fría. No recomiendo la experiencia a quien tenga antecedentes de cardiopatía, que no es mi caso.

La tarde del miércoles dimos un largo paseo por el promontorio que rodea la playa. Conforme ascendíamos, primero por una senda, luego por una carretera comarcal, al acercarnos a la masa arbórea que corona el promontorio, una zona declarada parque natural, un intenso aroma vegetal invadía el lugar, y desde el balcón que nos proporcionaba un barranco seco nos detuvimos para admirar una magnífica vista que dejaba ver el mar, las playas de Cala Blanca, el cabo de San Antonio y el Montgó al fondo, con su aire presidencial, como de mando sobre todos los lugares visibles a su alrededor.

El jueves volvimos a la playa de Cala Blanca, pero escogimos otro lugar para asolearnos, bajo la sombrilla, en este caso escogimos una plataforma lisa para instalarnos. Como el día anterior, apareció un yate de tres cubiertas y fondeó junto a la punta de Cala Blanca. No llevaba bandera ni matrícula.

Nos preguntamos quienes serían los navegantes que aparecían puntualmente, a la misma hora, en el mismo lugar. No lo sabemos, pero pensamos que tal vez se trató de una embarcación turística, de esas que van costeando, pero su aspecto parecía demasiado lujoso para ser eso que por aquí llaman una 'golondrina'. No sé.

Nuestros compromisos en Valencia, entre los que está dar continuidad al Blog, nos aconsejaron dar nuestra estancia en Xàbia por terminada el mismo jueves por la tarde. Y aquí estoy, contando la crónica de esa estancia y recomendando que todo aquel que pueda, no deje de visitarla este verano. Merece la pena.

Por cierto, mi amigo y anfitrión regresa hoy. Interrumpe sus vacaciones para cantar en un coro universitario esta tarde, en el Ateneo, hacia las ocho. Lo digo por si les interesa asistir. Nosotros no podemos. Tenemos un compromiso anterior para jugar tres partidas al Continental. Ese número, tres, no ha sido escogido al azar. Jugando tres partidas es improbable que alguien lo gane todo. Así evitamos que el rencor del perdedor o la soberbia del ganador enturbien la relación.

Mientras permanecimos en Xàbia, el técnico informático ha expulsado el virus que bloqueaba el sistema. Gracias a el, me comunico otra vez con ustedes. Hola de nuevo."

¿Donde pongo esto?. Lo pondré en 'Crónicas..'

En fin. Entre dos cabos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 21/06/13.

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