jueves, 3 de julio de 2014

BIENESTAR

Ustedes perdonen que me ponga reflexivo. Llueve y al salir del Maravillas he visto a una joven con una herida punzante en la pierna discutir con el maromo. Enseguida han aparecido varios coches de la policía nacional y los agentes han intervenido para averiguar lo sucedido.

Mientras abandonaba el lugar de los hechos, porque ha cesado de llover, pensaba que, tal vez, en esta parte del barrio el índice de desempleo es mucho mas abultado que la media, y el número de parroquianos que toman café con permiso carcelario mayor que en la parte del barrio que está al otro lado de la rotonda, reflexiones que me han llevado a una pregunta, que es eso del bienestar...
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A menudo leo en la prensa la expresión Estado de Bienestar y me pregunto que significa. Todos somos el Estado...Existe algún tipo de Estado en el que todos estamos bien... Para empezar, en mi opinión bastante indocumentada, no todos somos el Estado. 

El Estado es un aparato al servicio de su propia perpetuación, que algunos reivindican, con razón, que esté al servicio de los ciudadanos. Siendo, como su propio nombre indica, el Estado, un ente estático, parece que su función debería ser siempre la misma, inalterable, proporcionar servicios a los ciudadanos, pero según sea el gobierno en manos de quien está, el Estado, con una variabilidad sorprendente, se convierte en aliado o enemigo de la mayoría de los ciudadanos, por medio de las leyes que cada gobierno implanta para usar el Estado de un modo u otro.

En cuanto al bienestar, a mi parecer, este es un concepto absolutamente personal, de modo que el individuo se siente bien o mal, con independencia del uso que se haga del Estado porque, este, el Estado, es un concepto político, y el bienestar es, sobre todo, una percepción personal, psicológica, consecuencia de nuestro modo de estar en el mundo. 

Quienes tenemos la fortuna de tener una condición narcisista, es decir, no solo egoísta, sino la que nos mueve a mirarnos en el espejo y estimar, oye que bien estoy a pesar del paso del tiempo, con independencia de lo que los demás puedan pensar de nosotros, nos sentimos bien, gozamos, de modo casi permanente, de un estado de bienestar. 

Por el contrario, las personas altruístas, que se vuelcan en la consideración a los demás, sin pensar nunca en ellas mismas, llega un momento en que se hunden en la tristeza y la desesperación mas absolutas, caen en un estado de malestar, al constatar la falta de reciprocidad entre lo que ofrecen y lo que no reciben. 

Buena parte de estas personas, cuando se dedican profesionalmente al altruismo, se libran de esta frustración, pues dedican sus esfuerzos a desconocidos y la retribución moral y afectiva que perciben las libra de la frustración.

Cuando ese altruismo, en cambio, se dirige a personas cercanas, con vinculos familiares, y no hay respuesta alguna a esa dedicación afectiva, puede llegar un momento en que la cuerda altruista se rompa y aparezca el desengaño. 

He de advertir que no soy psicólogo, no tengo ni puta idea de relaciones interpersonales, que esto solo son opiniones sustentadas en la pura intuición, y que al parecer lo que ha salido es una apología del narcisismo. Eso que los profesionales llaman, para disimular, autoestima. O sea. 

Eligan ustedes mismos, si pueden, instalarse en la condición altruista o narcisista, esa elección les aproximará mas al estado de bienestar o malestar, que el uso que haga el gobierno de turno del aparato del Estado. Es una opinión. 

En fin. Bienestar.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 3 07 14.

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