miércoles, 16 de julio de 2014

OLA DE CALOR

No existe la ola de calor. Si atendemos a la opinión informada de los meteorólogos, para que exista la llamada ola de calor se han de dar cinco días consecutivos con temperaturas cinco grados superiores a la media, que media...no sé.

Lo que tienen ahora en el centro y el sur de la península, aquí, de momento, hace fresquito por la mañana, es el resultado de una venganza. Africa se venga de su abandono enviando una masa de aire sahariano que, como no sabemos con exactitud cuanto va a durar, no podemos calificar, de un modo preciso, de ola de calor.

Demostrado que la ola de calor no existe, tal como nos la cuentan, podemos suponer que la mayor parte de las otras cosas que nos cuentan, tal como nos las cuentan, son inexistentes, lo que nos permite pasar a mayores y preguntarnos, yo que sé, si la política, la felicidad o la muerte, existen realmente.
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La política, como indica esa palabra, de raíz griega, dicen, yo no se griego ni latín, se ocupó, en su origen, de las reglas para la convivencia, bienestar se llamó después, de los habitantes de la polis, de la ciudadanía. 

Conviene insistir en que no todos los griegos de entonces tenían estatuto de ciudadano, estaban los esclavos, pero eso no quiere decir que los señores no se ocuparan de alimentar y cuidar a los esclavos, porque, al fin y al cabo, eran parte de su patrimonio, y los señores, en cualquier época, siempre han cuidado su patrimonio. 

Ahora nos hablan en todos los medios, de cualquier clase, a todas horas, de política, pero, existe la política en su sentido originario de atención a los miembros de la polis...No sé, yo mas bien creo que necesitamos otra palabra que refleje lo que existe actualmente, un sistema endogámico cuya razón de ser es la perpetuación de sus élites, un objetivo que está por encima, muy por encima de los intereses y necesidades de la polis que se ha convertido, algo mas de dos milenios después de su surgimiento como un modo de vida opuesto a la tiranía de un jerarca, en la fuente de recursos de la que tiran los elitistas para su supervivencia.

Hubo una época en que se comprendió muy bien esto y se llamó al sistema político, despotismo ilustrado. Dado el nivel actual de muchos de nuestros políticos, yo que sé, Floriano, se me ocurre ahora, bastaría usar la expresión despotismo y deberíamos abandonar el uso de la noble palabra política, porque, como la ola de calor, en su auténtico sentido, no está presente en nuestras vidas. 

Que decir de la felicidad. Así como la política, o el despotismo, están presentes de modo permanente en nuestras vidas, lo que comúnmente se entiende por felicidad, un estado pleno, placentero, bien sea desde una actitud narcisista o altruista, se caracteriza, sobre todo, por la fugacidad, no por la permanencia, sobre todo por la característica humana que tiende a la insatisfacción, como si nuestra naturaleza fuera incapaz de conservar de modo permanente esa sensación, aunque los elementos, subjetivos u objetivos, que proporcionan esa plenitud permanezcan invariables. 

Así, podríamos decir que la existencia de la felicidad está condicionada a su brevedad, fugaz como un cometa, aparece en nuestras vidas y deja de existir, por nuestra incapacidad para seguir apreciandola después de un lapso temporal mas o menos efímero. 

Y que decir de la muerte. Se ha escrito tanto, hay tanta obra teatral alrededor de ese concepto, Casona, Marlow, Shakespeare, Buero Vallejo, yo que sé. Yo no soy partidario de llamarle muerte, sino cesación de la vida. 

Para mi la muerte solo es el instante en que las constantes vitales de un cuerpo dejan de manifestarse de modo irreversible. Cuando escucho a alguien decir, está muerto, me da la risa, porque cuando dejas de ser, es imposible estar de ninguna manera. 

Lo que está, en todo caso, es nuestra materia orgánica en descomposición, de cuyo proceso se salvan los huesos por su componente calcáreo. Es curioso que de las parcelas de tierra calcárea se obtengan los mejores vinos, como el Chateauneuf du Pape, o, sin ir tan lejos, las viñas calcáreas de la aldea vecina donde tengo una casa. 

Me pregunto si el origen de esos vinos criados en tierras calcáreas son cementerios ancestrales cuyos huesos ha convertido en polvo el paso de los siglos. La muerte sería así, un caso particular de eso que enseñaban en bachiller, yo nunca estudié bachiller, la materia no se destruye, solo se transforma, y en el caso del vino, a veces la muerte sería un componente enológico que contribuye a la gloria de los mejores vinos del mundo. 

No estoy seguro de que sea así, pero me resulta grato escribirlo. 

En fin. Ola de Calor.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 16 07 14.

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