miércoles, 2 de julio de 2014

DEONTOLOGÍA

Ignoro porqué nunca, en la añosa historia del blog, me he referido a la Deontología y lo hago hoy, precisamente. La Deontología, lo digo de memoria, incluye el conjunto de códigos deontológicos que tratan de regular las conductas de los profesionales en las distintas profesiones.

Los códigos deontológicos son, básicamente, códigos éticos, y como tales, basados en la honestidad, en la honradez, pero se fijan en las actitudes y los comportamientos propios de cada profesión. Una especie de ética especializada que trata de regular el modo en que se producen los comportamientos de los componentes de una clase profesional, de modo que respondan a los parámetros aceptados colectivamente por todos sus miembros.

Algo así, perdonen el fárrago y las repeticiones. Por dar un ejemplo, algo bárbaro, un cirujano colegiado que se dedique a la extracción de órganos para su tráfico clandestino, además de incurrir en un delito penal, se habría saltado los códigos deontológicos de su profesión.
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Ahora vuelvo al principio. Porqué escribo hoy de deontología. Será porque ayer escribí de Odontología y las disfunciones que aprecié en el servicio que visité me parecen ahora un ejemplo de deficiencias no solo operativas, sino deontológicas, de la dirección, de los responsables, o quizás me ha inspirado el artículo de Julio Monreal en la página 2 de Levante de hoy, que he leído en el Maravillas. 

Denuncia Monreal en su artículo la destitución, por parte del Conseller de Sanidad, de la Directora de Atención Primaria del Hospìtal General de Elx, que se hartó de proclamar que no se resuelven las listas de espera,que faltan especialistas, que hay desidia...

Desde el punto de vista de la deontología, parece que la actitud de la directora destituida es irreprochable. Reconocer las deficiencias de su servicio, con la intención de que se subsanen.

La del Conseller, cuyo nombre no cita Monreal en su artículo, supongo que por la misma razón que yo no cité el del hospital que visité, no incomodar a los amigos, aunque yo, al menos lo expliqué, parece apuntarse a la clandestinidad, como el cirujano del ejemplo, es decir, mantener en secreto las debilidades e inconsistencias del sistema que dirije. 

Al Conseller, Manuel Llombart, solo es un nombre, no podemos imputarle falta deontológica alguna porque, aunque ustedes no lo crean, la profesión de político carece de códigos deontológicos. Está regulada por una intrincada jungla de normas, reglamentos, leyes, pero ningún código que les exiga un comportamiento ético, por eso unos dimiten, pocos, y otros, la mayoría no, o presiden cortes además de controlar por personas interpuestas grupos empresariales que reciben favores de la administración, o pertenecen a organizaciones confesionales cuyos intereses directos defienden desde el escaño, que les voy a decir que no sepan. 

Deontología. Todos los profesionales se pueden equivocar en el ejercicio de su profesión. Yo lo hice una vez, cuando era Auditor, y pusieron una nota vergonzante en Internet que seguro que aún circula por ahí. 

El asunto no es equivocarse, o no, sino si al error lo acompaña alguna intencionalidad poco ética. En el primer caso, el error fortuito, los seguros lo cubren y no pasa nada. En el segundo, cuando hay una intencionalidad, de ocultación en este caso, estamos ante un caso flagrante de incumplimiento de las reglas deontológicas, es decir, falta de honestidad, pero claro, si se trata de un político, eso no se aplica.

En fin. Deontología.

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 2 07 14.

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