lunes, 7 de julio de 2014

PAÍS

No entiendo este país, solo aspiro a entender mi barrio. Sale la directora general de tráfico por la tele, ruega que crucemos con cuidado por la raya, que los ciclistas rueden por su carril y que los automovilistas respeten a los ciclistas, y al mismo tiempo soltamos media docena de toros salvajes por una calle estrecha y dejamos que atropellen a la gente, o un tipo con levita montado en un caballo desbocado alancea a un ama de casa en Ciutadella.

A ver, a cualquier experto en anomalías conductuales que le preguntemos, contestará, sin dudar, esquizofrenia. En cambio, si le preguntamos a un historiador, tal vez dirá que son resabios colectivos de cuando estábamos dispuestos a hacer una guerra para que gobernara aquel monarca, o su puto primo.

El barrio es otra cosa, las pequeñas rencillas, los apuñalamientos, los atropellos, la quema de casas a los mercheros con actividades dudosas, tienen una explicación cercana, personal, producto de las relaciones vecinales.

En caso de conflicto, todo el mundo conoce las causas, o bien, justifica los desenlaces, y no hacen falta sociólogos, terapeutas o historiadores, para explicar lo que está a la vista de todo el mundo.

La cercanía con los protagonistas del conflicto, cuando sucede, lo convierte en mero hecho, mientras que lo que sucede en el país siempre aparece como espectáculo.
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Ahora lo que viene es un ruego al señor Moncada, uno de los sociólogos mas reputados que aparecen en la prensa. Por favor, explíquenos el país, que podamos entenderlo. Cómo podemos conciliar las bienintencionadas normas de tráfico, con las salvajadas colectivas que se dan con tanta frecuencia en las ciudades y pueblos de España, ese país que ahora que ha entrado el verano cae en un frenesí de cuerpos corneados, vacas ahogadas, toros alanceados, fiestas pueblerinas donde colocan un petardo debajo del toro para que salga volando, yo lo ví una vez, y tantas otras cosas, que ahora al parecer se han suavizado, he oído que ya no lanzan una cabra desde el campanario. 

Expliquenos, Sr. Moncada, como podemos conciliar el gesto civilizado de depositar un voto en una urna, con uno de los catálogos festeros mas salvaje y primitivo de los países de nuestro entorno. 

Y porqué pretendemos alcanzar una mayor cuota de bienestar, el PIB y todo eso, sin antes hacernos mirar nuestras anomalías culturales, por si ambas cosas tuvieran algo que ver. 

En fin. País.

LOHENGRIN )CIBERLOLHENGRIN) 7 07 14.

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