sábado, 14 de julio de 2018

GLOBAL OMNIUM

"He bajado al Maravas a tiempo de ver el último exceso colectivo de la horda,(paráfrasis de 'la cagada colectiva de la horda' que usó Günter Grass en El Rodaballo, un libro que me marcó) más conocido como el encierro, que hoy ha sido rápido y limpio?, con los toros a lo suyo, sin mirar, ni cornear a los lados.

Hoy no pensaba escribir nada, pero al regreso he comprado 'Levante' y la preciosa foto de portada, con el lema, 'La Orquesta pisa la playa', me ha interesado tanto, de hecho he creído reconocerme entre el público que aparece en la foto del concierto al que asistimos anoche, que cuando venga Jordi --mi asesor informático-- por aquí, le pediré que la publique en esta página que voy a dedicar a la crónica de ese acontecimiento, pero de un modo ordenado, por partes, primero la crónica musical, luego los comentarios de lo demás, el patrocinador, Global Omnium, la presentadora, el mobiliario.

La música. La orquesta sinfónica del Palau, dirigida por Tebar, nos ofreció un concierto realmente extraordinario. Tchaikovski (Romeo y Julieta), Leonard Berstein, West Side Story... luego, piezas sinfónicas de música latina, cubana, argentina, después, zarzuela, una pieza extraordinaria, Las bodas de Luís Alonso, y para terminar, un Strauss, supongo, ellos hicieron todos los valses, no?, El Vals de las Olas.

En la última pieza, el público, de pié, aplaudió con entusiasmo, lo que dió lugar a la propina.

El sonido, estupendo,a pesar de la vecindad de una discoteca, que permaneció callada durante toda la sesión. El escenario pefectamente visible de modo directo desde la sillería instalada en la arena (de eso hablaré luego) y desde las grandes pantallas instaladas que, antes de comenzar el acto, estuvieron enviando mensajes en imágenes todo el rato (de eso tambien hablaré luego).

La iluminación, no tan espectacular como había supuesto, pero bien. Cuando iba a terminar el concierto, la presentadora dijo que el año que viene repetirán. Espero que la presentadora no lo haga, repetir, ya lo comento luego.

Al final del acto, salimos al paseo de Las Arenas, y nunca había visto tanta gente a esas horas en la playa, ni siquiera en los piromusicales. Hasta hubo que hacer cola para comprar unos helados, pero que bueno estaba el de Straciatella, que me papeé, luego, fuimos con Lola y Antoni a por el bus nocturno y, oiga, no me van a creer, vino a los cinco minutos!. Una noche casi perfecta, sí.

El Patrocinador, la presentadora, el mobiliario.

Estimo que llegamos al concierto demasiado pronto, tanto que quedaban sillas libres y mis acompañantes insistieron en ocuparlas, en lugar de usar las portátiles que llevábamos. Una idea acertada, sin duda, para las espaldas de los demás, bien apoyadas en las sillas de plástico, pero no para mis glúteos, casi inexistentes, pues lo poco que queda de mis nalgas hizo que apoyara el puro hueso en el duro asiento, además, las mil sillas situadas sobre la puta arena, con el peso del cuerpo se hundían y desequilibraban constantemente, convirtiendo en una tortura la supuesta comodidad, de modo que cuando volvimos a casa, a la una, tuve la sensación de haber sido torturado sin piedad por Billi el Niño.

Otra consecuencia de nuestra llegada precoz al lugar del concierto fue que durante la hora que permanecimos a la espera con la cena y eso, las pantallas no cesaron de emitir, cada cinco minutos, mensajes del patrocinador.

Unas bellas imágenes sobre el agua, los océanos, la primera célula orgánica de la vida que surgió de esas aguas, que si somos agua, un 70%, que si nuestro corazón es sobre todo, agua, tanta evocación líquida, la cerveza que había tomado con la cena me dió ganas de mear.

No quieran saber lo que me costó salir a buscar el WC entre el millar de cuerpos tendidos en la arena, procurando no pisar a los bebes, ni a los que dormian antes del espectáculo, pero eso, no fué nada. El responsable de esas imágenes fué Global Omnium, continuador de Omnium Ibérico, una firma que fué centenaria, la compañía de aguas de València. Cada vez que salía en pantalla el mensaje de Global Omnium, me acordaba del recibo del agua, del que pago al mes 23,62 euros atribuidos al mágico elemento, el resto hasta 42,25E, nunca he conseguido entender a que se dedican.

No hace tanto, se desvelaron los chanchullos de la Depuradora de Pinedo, ahora que se han depurado, nunca mejor dicho, las responsabilidades de aquel saqueo, y hay un montón de tipos en la cárcel, sabemos que parte de esos recursos se dedicaron a chanchullos con los lodos, y a putas en Rumanía.

Visto lo del patrocinador y el mobiliario, un breve comentario sobre la presentadora, sin ánimo de hacer sangre.

En que cabeza cabe, cuando lo que se interpretan son piezas sinfónicas, por muy latinos que sean sus autores, animar al público para que se ponga en pié y baile. Eso indica que la presentadora no tenía ni puta idea de los contenidos de lo que presentaba. Ya fué el colmo cuando, después, la presentadora se lamentó de que no hubiéramos bailado, por estar ya mayores, dijo.

Nena, me alegraré de que el próximo año, en julio, se repita el concierto, pero tú, por favor, no vuelvas.

Dejo pendiente la publicación de la foto del concierto, hasta que Jordi pase por aquí, no sé cuando.

Un saludo cibernauta.

En fin. Global Omnium.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 07 18.

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