martes, 3 de julio de 2018

LA PLAYA II

"He bajado al Maravas solo un rato, he regresado sin pasar por el kiosko, no para sentarme ante el teclado, porque hoy, he cambiado el horario de mi dedicación cotidiana al blog, nada de publicar por la mañana, lo dejo para la tarde, porque nos vamos, ¿lo adivinan?, a la playa.

Nuestra anterior experiencia playera tuvo el inconveniente del deficiente transporte público que comunica el barrio donde vivimos con la playa de la Malva-rosa. De hecho, en alguna página anterior del blog he llamado estúpido y cabrito al gerente de la Empresa Municipal de Transportes porque, hasta ayer, la línea 23 que en veranos anteriores hacía ese servicio, no se ha implementado, y en los gráficos que aparecen en las paradas se vé con claridad que Cuatre Carreres ha sido marginado de los nuevos recorridos que hacen ese servicio.

Un gran hueco en el mapa urbano por el que no pasa ningún bus directo a la playa. Hasta hoy. Ayer por la tarde, mientras dábamos un paseo en dirección al complejo de Calatrava, un informador de la EMT nos comunicó que a partir de ahora podemos subir al bus 18, que para por aquí mismo, que nos trasladará hasta la mismísima playa, porque su recorrido, que antes finalizaba en la Universidad Politécnica, ahora, hasta primeros de septiembre, se extiende hasta la zona de playa donde están las esculturas de los delfines.

Le dije al uniformado de la EMT, 'si vé al gerente, déle mis disculpas por llamarle estúpido y cabrito'. Estoy seguro de que mis protestas maleducadas en el blog no han influida nada en la decisión del gestor de rectificar su decisión anterior de dejar a Cuatre Carreres sin servicio a la playa, sino que ha sido la labor de asociaciones vecinales que han llevado hasta donde tocaba sus protestas educadas, las que han conseguido ser escuchadas y atendidas.

Total, que esto iba a ser una crónica de la Malva-rosa hoy, y ya ven, me he liado con lo de los autobuses. Esta mañana me ha sucedido algo que en años no me había ocurrido. He olvidado el paquete de tabaco en casa y, cuando nos hemos detenido después de un paseo de varios kilómetros por las playas, en la de Alboraia, al meter la mano en el bolsillo del pantalón corto que aún llevo puesto, nada, no había tabaco.

Lo he intentado en los tres chiringuitos que había por allí -¿Donde puedo comprar tabaco, por favor? Nada. Nos hemos comido, mi mujer y yo, medio plátano cada uno. Hemos emprendido el regreso, hasta la parada del autobús, nos hemos detenido en Isabel, ¿o ha sido en La Alegría de la Huerta?, donde tampoco venden tabaco, y hemos tomado un par de cervezas, por un precio muy razonable, un euro con cincuenta cada cerveza, no como en el Bobo el otro día, además con su poquito de frutos secos para matar el gusanillo.

El calor aprieta hoy en la playa, pero como caminamos por dentro del agua, junto a la orilla,el suave viento que nos alcanza el rostro lo alivia bastante. Pese a que es martes, un día no muy playero, me ha parecido que la afluencia a la playa ha aumentado bastante, aunque se nota más en las zonas bien comunicadas y con lugares de estacionamiento, que en las que no lo están."

Releo esta entrada antes de publicarla y la encuentro bastante anodina, se vé que mi imaginación está más activa a las nueve de la mañana, que pasadas las cinco de la tarde, que se le va a hacer, ignoro si este cambio de horario va a seguir o no, aunque mañana, igual escribo, de nuevo, por la tarde, porque me apetece ir a otra playa, la del Saler, con el 25.

En fin. La Playa II.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3 07 18.

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