Ya aviso que esto vá a ser una mini crónica de la noche lúdica que compartimos ayer con Lola y Antoni, para que los usuarios que lo prefieran se vayan a la playa, en lugar de perder el tiempo con cosas tan domésticas, precedidas de las tonterías costumbristas que caracterizan la introducción a mis páginas.
"He bajado a La Fuente, como es domingo, al parecer abren más tarde, así que he seguido dos calles más abajo, hasta el chino de La Barraca, que ya estaba abierto. He tomado un café con hielo, y he sacado un paquete de tabaco de la máquina, sin apercibirme de que ponía 'blando', en lugar de 'corto', no entiendo esta semántica de las tabaqueras que incita a la confusión entre la textura del paquete y la geometría de sus cigarrillos.
Al volver, La Fuente ya estaba abierto. El paseo que me he dado hasta La Barraca y la vuelta, se vé que ha estimulado
mi función renal, he entrado al WC y ha sido un desastre. Las salpicaduras de mi orín se han dispersado por todas partes, por la taza del váter, por el suelo, por mis rodillas desnudas porque hoy voy de corto.
Al terminar, he limpiado con medio rollo de papel las salpicaduras, y todo ha quedado bastante bien, no sé mis rodillas.
Sucede, como ya he contado alguna vez que, cuando me operaron de un papiloma en el glande, me desviaron la uretra y, desde entonces, cuando apunto a Francia, meo en Alemania.
Además, cuando le he comentado a mi médico de familia mis sospechas de padecer incontinencia urinaria, me ha dicho que no, que lo que sucede es que tengo una función renal estupenda, que filtra enseguida lo que bebo, de ahï mi sensación de urgencia.
Este médico, el dr. Mascarós, es el mismo que cuando le visité porque tenía tembleques, me recomendó tomar un vaso de vino tinto en ayunas. No dudo de la competencia y profesionalidad de este doctor, pero sospecho que al contrario que otros colegas suyos, les tiene cierta inquina a las farmacéuticas, uno de los sectores más rentables e influyentes del mundo empresarial, y le ha dado por los remedios caseros, para evitarnos el copago que, aunque dicen que lo han quitado, aún está vigente."
A lo que iba. En la Fuente la tele no iba, he tomado una mineral Lunares, mientras fumaba en el exterior, la jóven camarera se afanaba montando la terraza, después de ofrecerme para ayudarla, si pagan bien, le he soltado una ocurrencia:
"Más duro que trabajar todos los días, creo yo, es divertirse todos los días, porque si trabajas te pagan, pero si sales a divertirte, tienes que pagar tú".
Ya va la crónica, sí. "Anoche planeamos una noche lúdica con Lola y Antoni que, además iba a ser gratuita, como lo fué, aunque solo en parte. A las diecinueve treinta, con la silla plegable al hombro y el tapper con la tortilla y una cerveza, tomamos el autobús 6 y luego el 19, porque el cabrito que dirige ahora la EMT nos ha quitado el 23 que iba directo del barrio a la playa, y aterrizamos en el Marítimo, en la explanada junto al mar cerca del Hotel las Arenas, desplegamos las sillas y nos sentamos a esperar a nuestros amigos, que llegaron enseguida, justo antes de que comenzara el concierto.
Un trío de jazz, teclado, guitarra y batería, al parecer discípulos de Lou Bennett, con una cantante sensacional, que hicieron las delicias del público, muy numeroso y colaborativo, en el ámbito del programa de jazz en los barrios y pueblos, que ha multiplicado las actuaciones gratuitas de esta iniciativa, paralelas al festival de Jazz que se ha celebrado por estas fechas.
No soy un experto en jazz, pero creo distinguir la monotonía de la creatividad divertida y el concierto de anoche me pareció el segundo mejor, después del de la Big Band en los Jardines del Palau, de todo el mes de junio, aunque ya he perdido la cuenta de a los que hemos asistido, por el morro.
Terminado el concierto, trasladamos las sillas alrededor de un banco de piedra, echamos mano de los tappers y las cervezas y disfrutamos de una cena junto al mar, como han hecho los vecinos del Cabanyal desde siempre.
Luego, tratamos de completar una partida al Rummy --Antoni trajo las fichas y un pequeño bloc y un boli para las anotaciones-- pero desistimos a la mitad, porque la luz amarilla de las farolas no permitía distinguir el azul del negro de las fichas."
En resúmen, una noche lúdica, de diversión gratuita, en un entorno costero, como si estuviéramos en Miami. Nos retiramos, Lola y Antoni nos acompañaron a la parada del autobús, pero los autobuses, gracias al estúpido que los gerencia ahora, ya no funcionaban, y el nocturno debía venir de Venus o Neptuno, a juzgar por la tardanza en su llegada,
así que tomamos un taxi, que nos costó ocho pavos y nos trasladó enseguida a casa.
Una noche lúdica, de diversión gratuita, excepto por los ocho pavos que nos ha costado volver a casa, gracias a la gestión del actual gerente de la EMT, a quien Pegaso confunda.
En fin. La Diversión.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 07 18.
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