lunes, 18 de enero de 2010

BARBOZA (4)

(….)

--”¿Crees que Barboza vendrá aquí?

--Es difícil saberlo, Manuela. Conozco a las personas y tengo un instinto, digamos profesional, para intuir sus reacciones, pero Barboza me parece un tipo algo especial, ambivalente, imprevisible. Se ha construido un retrato de si mismo bastante alejado de la realidad, con el resultado de que nunca sabes con quien estás tratando, si con el Barboza real o con la imagen que lleva superpuesta.

--¿Entonces?

--El problema de esas construcciones engañosas es que, en ocasiones, se adueñan de la voluntad, te hacen actuar como si fueras realmente ese sujeto postizo. Si Barboza se deja arrastrar por esa ilusión, estoy convencido de que no vendrá. Pero tu estás aquí, precisamente, para evitarlo.

--¿Para eso me has hecho venir?

--Claro. Toda esa construcción tan elaborada, fraguada con ideas, con esquemas morales y políticos mas o menos revolucionarios, que Barboza ha levantado laboriosamente durante quince años de huida, puede quedar derruida por un breve reencuentro con los instintos y los sentimientos que una mujer como tu es capaz de inspirar a un hombre como el, en el fondo, un romántico que mandó al traste su vida por pasar una semana contigo. Lo recuerdas?

--La verdad es que, después de tanto tiempo, mi único vínculo con Barboza resistente al olvido es mi memoria de haberme liberado de la situación de abusos que sufría. El me convirtió en una mujer libre. Por eso, por gratitud, he accedido a venir contigo.

--Mi impresión es que, al final, vendrá a verme, solo por verte a ti. Si es así, le habrás devuelto el favor, porque mis instrucciones en caso de que se niegue a colaborar, son muy precisas.

--Me pones en una situación difícil. Cuando accedí a venir, no sabía que encontrarme o no con Barboza tuviera consecuencias tan serias.

--Mi trabajo consiste, entre otras cosas, en administrar la información. Si te lo hubiera planteado así no habrías venido conmigo. Lo importante es que ahora estás aquí y, si no me equivoco, tu presencia asegura el desenlace de mi misión, reclutar a Barboza para un trabajo muy especial. Si fracaso, si fracasamos, quien resultará perjudicado es el propio Barboza.

--Hablas con demasiada ligereza de perjuicios y trabajos especiales. Debajo de esa palabrería hay personas, pero tu pareces insensible a ese reconocimiento.

--Nada de eso. Mi trabajo, en ocasiones, salva la vida a muchas personas. Pero, para batir la tortilla hay que romper la cáscara de los huevos.

--Pero siempre se puede cambiar de menú y evitar romper los huevos.

--Son daños colaterales.

--¿Daños colaterales? Si Barboza, finalmente, no viene, si se niega a colaborar, ¿sufrirá un daño colateral?

--Algo así....

En ese punto de la conversación, sonó el teléfono de la habitación del Hotel British donde se encontraban el inspector Gosálvez y Manuela.

--¿Inspector Gosálvez? Está aquí el señor Barboza, pregunta por usted. ¿Puedo darle el número de su habitación?

--No, dígale que espere en el salón. Ahora bajo.”

(….)

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-01-10.

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