miércoles, 27 de enero de 2010

EL OTRO

Estoy esperando a mi hijo menor. Viene a ayudarme para copiar en un disquete una hoja de cálculo que contiene las cuentas de la comunidad y facilitarme su contenido impreso, porque hace años que cascó la impresora y no la he sustituido. El otro, ese otro que nos habita y solo se manifiesta de vez en cuando, me susurra al oído: ¿Porqué no te compras una impresora de una vez y dejas de molestar a los demás?.

Las cuentas de la comunidad no las llevo yo. Las lleva el otro. Una especie de administrador en la sombra. Un trabajo no retribuido, aparentemente altruista, siempre que convengamos en que el altruismo es también un intercambio. La gente altruista de algo y a cambio recibe la satisfacción de haberlo dado. Un intercambio recíproco, no una acción unilateral. En este caso, el otro da a los vecinos una parte de su tiempo. Otros vecinos dan su tiempo para otras funciones comunitarias necesarias. El resultado es que, en treinta años, ningún administrador profesional ha facturado un duro a los vecinos y no hemos tenido ningún conflicto de convivencia. Autogestión?. No sé.

Ayer sonó el timbre de la puerta a las nueve de la mañana. Era la policía. Yo me acojoné. Enseguida pensé que entre los contenidos del Blog hay cosas demasiado injuriosas y radicales, y que venían a por mí. Cuando abrí la puerta y vi frente a mi a dos agentes de la policía nacional –uno de ellos sabía mi nombre y quiso confirmar si era yo-- yo seguía acojonado, pero mi otro reaccionó con una sorprendente calma glacial.

--Si, soy yo, y usted ¿quien es? Identifíquese.

El agente mostró la insignia de su hombro y al insistir yo --¿Tendrá usted un número...una tarjeta, no?-- observé la expresión del otro que habitaba la apariencia firme del agente y me pareció notar una cierta muestra de debilidad, de ocultación, como la de un niño travieso que sabe que ha hecho algo mal y teme ser reprendido.

Fue una sensación fugaz, en seguida el agente se impuso al otro y –sin identificarse-- me explicó que mi coche estaba aparcado en la calle –¿Bien estacionado?, pregunté. Si, contestó-- con las cuatro ventanillas abiertas y que convenía que bajara cuanto antes, para que no me robaran todo.

Agradecí a los agentes la información, bajé al coche y encontré todos los papeles de la guantera tirados en el asiento. No faltaba nada. Un fallo del mecanismo de los elevalunas.

Ese encuentro con la policía ha sido aprovechado por 'el otro' que no deja de amonestarme para que reduzca la radicalidad injuriosa de algunos contenidos del Blog, sobre todo la crítica indiscriminada a los políticos porque, dice, se están comenzando a producir ataques físicos, quemas de coches y otras agresiones a políticos conservadores, y endurecer las críticas hasta extremos personales no contribuye a reducir la crispación ni favorece un clima de convivencia.

Trato de convencer al otro de que manifestar mis puntos de vista personales no me hace responsable de las actitudes violentas de otros, sobre todo porque también he manifestado mi rechazo a la violencia, pero el otro insiste en que debo cambiar de actitud.

Estaba rumiando si no será mas razonable conducir mi actitud crítica por caminos mas amables, menos sectarios, cuando me he dado de bruces con el artículo diario de Jesús Civera, en 'Levante'. Después de leerlo llego a la conclusión de que si le hago caso al otro y modero mis críticas, el mercado del sectarismo quedaría desequilibrado.

Lo razonable sería que los 'otros' , los que nos susurran al oído, a unos mas que a otros, para que nos apuntemos a la moderación, celebraran una convención para alcanzar un acuerdo de mínimos entre todos los sectarios, de forma que el sectarismo se atenúe –que desaparezca del todo en época pre electoral parece poco probable-- en todos los medios y desde todas las posiciones.

Mientras Civera continúe con sus diatribas irracionales desde su tribuna pública, no creo que deba hacerle caso al otro, sería contribuir a un desequilibrio en el mercado del insulto, la ofensa y el sectarismo. Ahora bien, el día que compruebe que su discurso se modera, se vuelve menos beligerante en beneficio del clima de convivencia un tanto disminuido, al que tal vez contribuimos con nuestras opiniones radicales, seguramente el otro me dará argumentos para que haga lo propio.

En fin. El otro.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 27-01-10.

1 comentario:

  1. y quue paso? no es justo que cuentes tu historia y nos dejes con la miel en la boca, pensando en cual sera la razon por la que la policia ha ido a tu casa y ha preguntado por ti..es cotilleo? es curiosidad? !!!!vaya, que nos cuentes el final!! ahhh y tienes razon, comprate otra impresora,sera mas comodo para ti..
    saludos

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