He bajado al Maravillas y el jefe de todo aquello decía que esta mañana, al abrir la puerta del bar, hacía un frío de cojones, que sus pájaros no cantan, estornudan. Será eso que antes llamaban la gripe aviar, ha dicho alguien. Habrá nevado por aquí cerca, ha añadido otro cliente. Yo no he dicho nada, porque no se me ha ocurrido nada que decir.
Leí un libro del neurólogo Oliver Sacks ¿o era de otro autor?, en el que contaba que a veces ciertos individuos, por una alteración química de sus circuitos neuronales, sufren un proceso de fuga de ideas, una acumulación tan notable de ocurrencias sucesivas que no caben en su alojamiento y se desparraman por el exterior sin orden ni concierto. Otros, en cambio, viven toda su vida con una sola idea, sin sentir la necesidad de añadir mas.
Conviene someter las ideas a la prueba de la realidad, para entender mejor su naturaleza. Esa confrontación produce a veces el efecto de que al chocar la idea con las aristas de lo real, se disuelve en forma de confeti y cae blandamente sobre su entorno sin producir el menor daño.
En otras ocasiones, la sustancia mineral de la idea revela un componente de ideología o de prédica, que son cosas bastante semejantes, y una lluvia de guijarros cae sobre las gentes desprevenidas que escuchan sus contenidos.
Entre la fuga de ideas y la idea única, hay otros procesos mas equilibrados. Mucha gente tiene mas de una idea, y no se ve afectada por el síndrome de la fuga, ni por la mineralización de los contenidos. Eso hace que podamos vivir con un cierto equilibrio. Cuando ese equilibrio se rompe, pasa como con los flujos de agua, que unas veces generan inundaciones y otras sequías.
Las convulsiones sociales y los períodos de estancamiento que cuentan los historiadores, pueden verse como un desequilibrio de los flujos de ideas del conjunto de las comunidades sociales que los protagonizan. Unas veces por exceso. Otras por defecto.
Gabilondo ha abandonado su actividad en la Cuatro, que tenía algo de prédica, harto seguramente de predicar en la plaza pública sin que nadie le hiciera maldito caso, y se ha retirado como un anacoreta a una cadena de cable. Espero que alcance allí una mayor tranquilidad espiritual.
El otro Gabilondo, el ministro de educación, está intentando poner sobre la mesa las ideas de unos y otros, con la intención de torturarlas hasta convertirlas en sentido común en favor de la educación.Ojalá tenga éxito en su empeño.
Algunos de nuestros políticos padecen el síndrome de la fuga de ideas, inducido por la compulsión de ofrecer grandes titulares a la prensa todos los días. Pero sus mensajes, aún habitando la calificación de ideas, en su vertiente ideológica, la de los guijarros, a veces se quedan en meras ocurrencias, corresponden a la tercera división de las ideas.
He tratado de atrapar una idea para la entrada de hoy. Cuando la he visto flotando a mi alrededor, cerca de la pantalla del ordenador, le he dado con el matamoscas, pero no se ha disuelto en confeti, ni convertido en guijarro. Tenía una apariencia ligera y traslúcida, y ha salido volando por la ventana. Que se le va a hacer. Las ideas, a veces, se fugan.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 29-01-10.
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