lunes, 11 de enero de 2010

TORMENTAS

Mi decrépito Espasa define la tormenta como una perturbación o tempestad ( una expresión redundante) de la atmósfera. Se extiende en su significado figurado de 'Adversidad, desgracia o infelicidad de una persona' y 'Violenta manifestación del estado de los ánimos enardecidos por algún suceso reprobable o que da motivo a empeñada controversia'. Nada dice de las tormentas monetarias, políticas o ideológicas, aunque estas dos últimas puedan encajar en lo de 'los ánimos enardecidos'.

Mandaré a paseo el Espasa y me centraré en el complejo tormentoso que, a mi juicio, mas próximo nos resulta por su presencia cotidiana en los avatares de este tiempo que compartimos. Las tormentas climáticas, políticas e ideológicas.

Las tormentas climáticas tan presentes en la meteorología de este crudo invierno, plantean una disyuntiva que, según mi parecer, no está suficientemente atendida por la actualidad mediática.¿Nos encontramos en un ciclo ordinario de las variaciones climáticas que se registran históricamente, o estamos asistiendo a una modificación del clima influida por la actividad humana? Observo diferentes respuestas a esta pregunta. Quienes tienen edad suficiente para recordarlos, ven en los episodios tormentosos de este invierno, con su abundancia de nieve y hielos, y su persistencia en el tiempo inmediato, una repetición de episodios anteriores que su memoria recuerda.

Algunos estudiosos del clima nos advierten de que un enfriamiento de las tierras protegidas por la corriente del golfo, que influye en la menor crudeza de los inviernos en las tierras de la cuenca atlántica, podría tener su origen en el calentamiento de la atmósfera que, al provocar un deshielo masivo, podría interrumpir esa corriente cálida, bajando hasta diez grados las temperaturas medias, que dependen de esa corriente. Otros añaden que ese calentamiento está influido por la actividad humana, por las emisiones de CO2.

Un punto de vista ecléctico permite concluir que, probablemente, ambas opiniones están bien fundadas, unas por la experiencia, otras por las evidencias científicas. Me atrevo a suponer que estamos, efectivamente, en un ciclo natural de las variaciones climáticas, sin descartar que esos fenómenos cíclicos naturales estén condicionados, además, por una aceleración e influencia en sus efectos, que se podrían identificar como los primeros signos de una tendencia al cambio climático
que está trascendiendo su condición de teoría científica, para formar parte de la realidad cotidiana.

Dada la importancia del asunto, y lo aventurado de mi suposición, sería interesante que quienes realmente saben del tema, salieran del reducido entorno científico en el que tratan estos asuntos y ofrecieran a través de los medios de comunicación ordinarios su fundada opinión, con mayor frecuencia y extensión de lo que lo están haciendo.

Mientras tanto, siento la incertidumbre propia de la percepción de una realidad que no estoy capacitado para entender sin la contribución experta de quienes la han destripado. Un esfuerzo de comunicación en este sentido sería muy valioso para que los ciudadanos corrientes nos formemos una opinión mas fundada sobre la cuestión, y estemos en mejores condiciones para influir sobre las decisiones políticas, cuando sea el caso. Entre tanto, parece que estamos limitados a sufrir las consecuencias del clima, sin entenderlas.

En cuanto a las tormentas políticas, que se pueden vincular a la ' Violenta manifestación del estado de los ánimos enardecidos por algún suceso (…)' que cita el Espasa, no hace falta ser climatólogo para predecir cual va a ser la próxima que se va a desencadenar en España. Los ánimos previos tan enardecidos ante la sentencia del Constitucional sobre el Estatut parece que anuncian una tormenta perfecta, un choque de los nacionalismos catalán y español, dos locomotoras que están calentando los motores para embestirse frontalmente. Solo cabe esperar que ese suceso se enfríe, mas allá de su virulencia inicial previsible, y que no cause desgracias personales. La tormenta climática que nos depara temperaturas por debajo de los diez grados bajo cero en muchos lugares del país, tal vez pueda contribuir, en su momento, si se reproduce, a enfriar los ánimos. No hay mal que por bien no venga.

En cuanto a la predicción de tormentas monetarias, al principio de la crisis económica y financiera, en una página del Blog aludí a la posibilidad de que se produjeran en países con monedas ajenas a las áreas del dólar y el Euro, me refería, en concreto, a Latinoamérica.Hoy leo en la prensa la noticia de la devaluación del bolívar venezolano en un 50%. Por sus efectos inmediatos en la población, una devaluación monetaria tan fuerte como esta evoca otra de las definiciones de tormenta del Espasa, 'Adversidad, desgracia e infelicidad de una persona' (En este caso, de los venezolanos en general).

Cuando desde tantas fuentes se afirma la relativa inutilidad de la Unión Europea, su incapacidad para constituir una auténtica política continental, por las resistencias de las clases políticas de cada país a renunciar a una parte de sus soberanías nacionales, a sus competencias en favor de un verdadero gobierno supranacional, cuando se dice que lo de Bruselas es una simple burocracia, olvidando la inmensa cantidad de recursos que han permitido la modernización de los dos países ibéricos, bueno será reflexionar sobre el papel de la moneda única en la estabilidad monetaria de los estados miembros, porque, en ausencia de ese paraguas, ahora mismo estaríamos inmersos los españoles en una tormenta monetaria tan dramática como la de los venezolanos.

Aunque solo sea por eso, por encontrarnos a salvo de tormentas monetarias, deberíamos poner una vela todo los días a San Joaquín Almunia, uno de los muchos políticos que contribuyen cada día a la construcción europea, por muy precaria que nos parezca su estructura política.

Junto a esta protección que disfrutamos quienes vivimos en áreas monetarias relativamente amplias y estables, está también la dependencia del banquero chino, que tiene la llave de la estabilidad del dólar. Bastaría un cabreo chino, para que todo el endeudado castillo USA se viniera abajo, pero estos fenómenos tormentosos, además de que no tenemos ningún control sobre ellos, no parecen hacerse visibles en un horizonte a corto plazo.

En fin. Tormentas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-01-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios