lunes, 16 de noviembre de 2015

EL AMBULATORIO

"Huy me he levantado a las siete de la mañana porque debo ir al ambulatorio, para unas pruebas de laboratorio. La cosa podría haber sido más sencilla, yo solo pedía una litemia, pero los protocolos sanitarios incorporados al ordenador impiden hacer esa prueba, si no va acompañada de una analítica general, incluído un exámen de la orina.

Se lo dije al médico de familia, necesito una litemia --una medida de la cantidad de litio en sangre, porque es tóxico y he de vigilar su nivel-- Antes me lo prescribía Agustín, mi médico, porque el litio es un estabilizador del ánimo, pero desde que se jubiló me dijo, ocúpate tu mismo, por eso, dos veces al año, solicito esta prueba.

El médico me explicó lo del protocolo, y ahora estoy aquí, por culpa del maldito ordenador, intentando medir cual es el centro de mi orina, porque no se trata de mear en el vaso, primero tienes que mear fuera, calcular cual es el centro de la meada, llenar el vaso, y despreciar el resto, luego tienes que trasvasar una parte de la meada a otro tubo y cerrarlo, y desechar lo que queda en el vaso y el propio vaso. Que cojones tiene que ver esto con la litemia, no lo sé, lo sabrán los cabritos que redactan los protocolos.

Al llegar al ambulatorio, estaba petado de gente, pero los del laboratorio están muy organizados y van llamando uno a uno, de un modo muy ordenado, luego de media hora de espera han dicho mi nombre en la ventanilla, me he acercado a la enfermera, pero una señora se ha metido por el medio, después otra, de modo que la enfermera ya no sabía a quien había llamado.

Por fin, le he entregado mi precioso líquido, que parecía una muestra de vino de la variedad verdejo, con una tonalidad amarillo pálido realmente luminosa, y me he puesto en la cola de extracciones.

Al asomarme a la sala de extracciones, un escalofrío ha recorrido mi espina dorsal, junto a la plantilla de enfermeras había una monja, de esas que van a hacer prácticas. Un rápido pensamiento ha pasado por mi mente. Si me toca la monja, diré que soy objetor.

Me ha tocado una enfermera, de aspecto muy profesional.

--¿Ha bebido usted agua? venir en ayunas no implica no beber agua

--Bueno, verá, yo prefiero el Rioja..

 --Toma, yo también, pero...en ayunas..

--Pues mi médico me ha dicho que tome un vaso de tinto en ayunas..

 --Que me dice...

--Si, es para el temblor esencial..

 --Pero hombre, los taninos tienen mas riesgos que ventajas, ¿quien es su médico?

--Perdone, pero no me parece oportuno decírselo..

 --No importa, lo tengo aquí en el papel..en mi opinión debe usted considerar los riesgos de ese hábito

.........

 --Normalmernte, me pinchan en la mano, pero usted misma...

--A ver, ese brazo, no hay buenas venas, tiene un brazo musculoso, sin grasa, y eso hace que las venas sean poco visibles..

 --Es un piropo, lo de musculoso?...

..........

--A ver en la mano, la vena de los anestesistas..

 --Podría usar la mariposa, en lugar de ese pincho, me aterroriza un poco, es que soy un poco infantil..

--Ya lo veo, yo prefiero la jeringa en lugar de la mariposa, pero en fin, me gusta escuchar la opinión del paciente..

 --Solo es una sugerencia, donde esté el profesional..

 --Veamos, con la mariposa.....no sale nada....nada

---Ha probado usted en las venas del dorso de la mano...

 --Vaya, pues sí, en el dorso de la mano y con mariposa, funciona, sí.

La enfermera me colocó un algodón sujeto con un esparadrapo en el dorso de la mano, y me recomendó,--Apriete fuertemente durante unos minutos para que no se le hinche el hematoma del pinchazo.

Salí del ambulatorio y me dirigí directamente al Maravillas. Estaba tomando café, cuando la matriarca de una familia merchera se ha acercado, y no solo me ha pedido un cigarrillo, sino que prácticamente me ha exigido que le pagara dos cafés, el suyo y el de su hijo, a lo que he accedido, antes de salir del bar, diciendo a modo de despedida, me voy a poner a pedir en la calle, a ver si saco lo de los cafés y algo más."

En fin. El Ambulatorio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16 11 15.

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