lunes, 2 de noviembre de 2015

EL TIEMPO

Hace un lunes lunar, en la medIda en que no es solar. Una variada capa de veladuras grises cubre lo que solemos llamar el cielo, que, por cierto, no es el cielo ni el infierno, sino otra cosa, del mismo modo que cuando la vecina que baja con su perro, busca guarecerse de la lluvia y dice, 'hace mal tiempo', atribuye, sin querer, a un fenómeno natural, una condición moral, bondad o maldad, que suele estar presente en los humanos, pero no en la naturaleza.

¿Que es el tiempo?, depende de a lo que nos estamos refiriendo, incluso del estado de ánimo con que lo contemplamos. Si nos referimos a Cronos, ese modo de contar el transcurso de nuestras vidas, que completa y perfecciona, por medio del artificio de los relojes, los ciclos naturales que lo miden y lo expresan por medio del color en las hojas de los árboles, que luego nuestra memoria almacena en forma de años vividos, las arrugas son medallas al mérito de haber vivido, estamos hablando del tiempo en su sentido cronológico. El tiempo pasa y lo vemos pasar.

Hoy, sin embargo. domina el tiempo meteorológico, algo referido a los fenómenos naturales que le dá un carácter propio a cada uno de los días que mide Cronos, en función de los episodios meteorológicos que predominan cada día.

Hace un día maravillosamente gris, con esas veladuras que recuerdan ciertas pinturas que esconden sus paisajes tras una delicada y sutil cortina de grises que les da una enigmática apariencia, que a mi tanto me admiran. Creo recordar haber escrito una pagina en el blog, la belleza de los grises, expresando esa admiración.

Hoy está presente también la lluvia, y créanme si les digo que un impulso de mi ánimo me empuja a salir desnudo a la calle, sin paraguas, y dejarme arrebatar por la maravilla de la lluvia sobre mi piel. Ya lo hice, vestido, hace años, cuando en el Aula de Teatro hicimos el musical 'Cantando bajo la lluvia'. En aquella ocasión, se me rompió el paraguas que me había prestado una compañera, y tuve que terminar la función sin paraguas.

Esto del tiempo está sujeto a muchos tópicos. Londres tiene fama de ciudad lluviosa, pero cuando estuve por allí disfruté de un magnífico clima templado y soleado. Escribo desde un lugar que tiene fama de disfrutar un clima magnífico, tranquilo, pero mi mujer me llama desde el otro lado de la casa, el que da a Levante, porque ahora mismo está cayendo un violento aguacero que desmiente ese tópico, y un furioso viento de Levante empuja las copas de las palmeras, como si quisiera llevárselas consigo.

A mi me parece que el concepto de clima es mas preciso que el de tiempo, aplicado al entorno y a los sucesos meteorológicos. Y el de cambio, es decir, mutación de las condiciones que determinan la evolución de ese clima, es algo que nos debería importar más, dado que en ese entorno vivimos todos, pero tengo la sensación, observando lo que ha sucedido en los últimos treinta años en los encuentros internacionales dedicados a este tema, que predominan más los intereses a corto plazo, que otros más serios.

Es una sensación parecida a la que ofrecen ahora mismo los poderosos del mundo, reunidos para encontrar una hipotética solución al conflicto sirio, mientras las imágenes de televisión muestran la crudeza de los efectos de ese conflicto, de esa diáspora bíblica, que, antes de la guerra de Irak, nadie supuso que pudiera llegar a producirse con la intensidad y la dimensión con que lo hace ahora mismo.

Cuando mi mujer y yo hablamos del tiempo, no solemos referirnos al tiempo meteorológico, sino a los estragos que el tiempo cronológico deja en nuestra piel, aunque no en nuestro ánimo. Siempre que le digo, 'las arrugas son medallas al mérito de haber vivido', ella contesta con un sarcasmo.

En fin. El Tiempo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 2 11 15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios